Capítulo 4

El NiÑo Clonado

 

 

Nuevamente en mi puesto, las labores cotidianas se fueron desarrollando sin contratiempos y con toda efectividad.

Fui invitado por la Dirección del hospital y por la Jefa de enfermeras, a formar parte del personal docente para la preparación de auxiliares de enfermería, lo cual acepté de buen gusto; mi labor era enseñarles cosas elementales como la composición de la sangre, manejo de muestras biológicas, algo de bacteriología, de hongos y de parásitos; manejo de la higiene, asepsia y antisepsia, métodos de esterilización, etc. Se graduaron algunas generaciones de auxiliares bien preparadas y yo merecí un reconocimiento muy especial.

Empecé, con ayuda de mi esposa, a buscar los créditos para hacerme del equipo necesario para instalar mi propio laboratorio, recibí el apoyo de mis compañeros médicos en cuanto a canalización de sus pacientes privados y con la contratación de una técnica calificada, inauguré mi flamante laboratorio general con servicio de gasometría, electrolitos y cromatografía.

Ahora mi esfuerzo era mayor, me era obligado levantarme todavía más temprano para atender a mis pacientes privados y organizar mi trabajo para concluirlo a la salida de mis labores en el Instituto y entregar a tiempo los resultados, pero valía la pena pues empezó a mejorar mi economía. Estaba en la época de siembra.

Con todos estos acontecimientos se fue terminando el año y al final hice un análisis pormenorizado de mis logros, resultando una inclinación favorable en el fiel de la balanza.

A la hora de rememorar los eventos pasados en las últimas horas del año, a Eva y a mi se nos hizo nudo la garganta al recordar todas las angustias pasadas y reflexionamos acerca de que los sufrimientos y penurias sirven para templar el carácter y para la maduración del yo emocional. El año nos recibió alegremente rodeados de amigos y familiares, con los mejores deseos de bienestar y prosperidad.

Ese año me invitó el Lic. Candiani Rector del Instituto Tecnológico de Obregón (ITO) a impartir la materia de Química Orgánica en la Preparatoria diurna y nocturna, invitación que acepté más bien por cooperar al engrandecimiento de la Institución que por la remuneración económica. En muy poco tiempo me convertí en el terror de los estudiantes debido a lo complejo de la materia y a mi exigencia por su aprendizaje. En una ocasión al entrar al aula a impartir la clase, uno de los alumnos se levantó y me dijo:

- Maestro, yo leí en una revista que el ADN puede ser la substancia del origen de la vida, ¿Es esto cierto? ¿Qué es el ADN? -

De inmediato me di cuenta que los alumnos no se habían preparado para el examen que les tocaba esa tarde, y  querían distraer mi atención para que se los pospusiera, sin embargo accedí a darles la explicación.

- Para entender lo que es el ADN lo primero que tenemos que hacer es arrancar desde el principio- dije a manera de introducción.

“Independientemente de las elucubraciones filosóficas y religiosas, los seres vivos estamos formados cualitativa y cuantitativamente por la combinación de unos cuantos elementos químicos, entre los principales: Carbono (C), Hidrógeno (H)Oxígeno (O), Nitrógeno (N), Azufre (S), Fósforo (P), etc.

Según la múltiple manera de combinarse de estos elementos químicos se forman tres grandes grupos que son: 1) Hidratos de Carbono o Carbohidratos, como los azúcares. 2) las Proteínas, como la carne y 3) las Grasas. Las de interés en este momento para nosotros, son las proteínas” dije anotando la palabra en el pizarrón de color verde claro.

“Ahora bien, ¿Qué son las proteínas? Son compuestos que incluyen en sus moléculas el elemento nitrógeno y a veces fósforo, cosa que no contienen los carbohidratos y las grasas; pues bien, las proteínas a su vez están formadas por substancias más simples que se llaman aminoácidos, si nosotros unimos dos aminoácidos obtendremos un péptido y si unimos varios tendremos un polipéptido”.

-¿Están entendiendo? - pregunté al grupo-

Sí- contestaron en coro.

“Hay proteínas pequeñas que pueden contener a lo sumo 50 aminoácidos, pero hay otras que contienen miles de decenas de millares de aminoácidos y por lo tanto gran peso molecular. Las proteínas tienen una multiplicidad de funciones que cumplir en los seres vivos, una de ellas muy primordial es construir el armazón estructural del cuerpo a través de una proteína fibrosa llamada miosina, la piel debe su resistencia y flexibilidad a su elevado contenido de queratina, los tejidos de sostén internos cartílagos, ligamentos, tendones, etc. están constituidos por colágeno y elastina” hice una pausa para evaluar el grado de atención de los estudiantes, los tenía interesados.

Hay otras proteínas que tienen funciones mucho más sutiles y complejas, dentro de los organismos vivos, se producen numerosas reacciones químicas de gran velocidad y diversidad y deben realizarse en un medio ambiental suave, sin altas temperaturas, sin el empleo de reactivos químicos enérgicos o presiones atmosféricas elevadas y otros requisitos más, esto es realizado por moléculas proteínicas llamadas enzimas. Existen además otro grupo de substancias muy potentes que gobiernan la obra de la vida en su conjunto teniendo crucial injerencia en diversos metabolismos, las pequeñas proteínas llamadas hormonas

Hasta aquí el preámbulo para entrar más en materia- expresé a mis atentos alumnos.

“Para entender lo siguiente es importante repasar someramente la constitución de la célula, aprendida en sus lecciones elementales de Biología. Como ustedes saben la célula a grandes rasgos está formada de una membrana, un citoplasma y un núcleo celular y su composición química es en su gran mayoría  proteína. En el año de 1879 un biólogo alemán Walther Flemming, logró teñir mediante un colorante rojo un material en forma de gránulos, que se encontraba dentro del núcleo celular y lo bautizó con el nombre de cromatina.”

- Perdone maestro – interrumpió una alumna -

-¿Que no fue el que descubrió la penicilina?-

-¡No! ese fue el inglés Alexander Flemming en 1929 - le aclaré a la estudiante.

“Este investigador pudo apreciar a través del microscopio algunas de las modificaciones que experimentaba esa cromatina durante el proceso de la división celular transformándose en un filamento (mitosis). En el año de 1888 un anatomista de origen alemán Wilhem von Waldeyer dio al filamento de cromatina el nombre de cromosoma; se ha demostrado que cada especie de planta o animal tienen un número fijo y característico de cromosomas y que durante la división celular o mitosis, se duplica el número de cromosomas, de tal manera que las dos células resultantes, tienen el mismo número de cromosomas excepto las células germinales como el espermatozoide y el óvulo que no duplican sus cromosomas sino que cada quien aporta la mitad cuando el huevo es fertilizado. En la especie humana el número exacto es de 46 cromosomas, estos 23 pares poseen millares de características hereditarias y cada uno de estos cromosomas es una agrupación de genes; el número total de bases es de tres mil millones y eso es lo que llamamos genoma, los genes pueden fabricar  miles de proteínas diferentes, así que, todas las células del ser humano tienen la información de cien mil genes pero con diversas expresiones.”

Hice una pausa para permitir que mis alumnos digirieran los conocimientos expresados y pregunté de nuevo:

- ¿Están entendiendo?-

Sí- contestaron al unísono.

“En la actualidad, por diferentes técnicas, ya se sabe la posición de aproximadamente seis mil genes humanos, se está haciendo un mapa borrador con el 90% de los genes localizados con precisión, lo mismo se está haciendo con otros organismos; gracias a este avance empezamos a entender que el hombre comparte el 99% de su material genético con el chimpancé, el 90% con el ratón, el 30% con la mosca y un 5% con las bacterias.”

Se escuchó un murmullo de admiración en todo el aula y yo continué.

“Casi la mitad del contenido cromosómico en el núcleo de la célula, está formado curiosamente por material que no es proteínico en absoluto, está constituido en gran parte por una substancia que contiene fósforo en nada parecida en sus propiedades a una proteína; en 1869 un bioquímico suizo de nombre Friedrich Miescher la descubrió y le puso el nombre de nucleína, veinte años después se apreció que esta substancia era fuertemente ácida y se le puso el nombre de ácido nucleico. Kossel otro bioquímico alemán, por un procedimiento que se llama hidrólisis, aisló a partir del ácido nucleico una serie de compuestos que contenían nitrógeno y que denominó como: adenina, guanina, citosina y timina; también descubrió que los ácidos nucleicos contenían hidratos de carbono que eran azúcares, una era el azúcar ribosa y la otra era el azúcar desoxirribosa, en consecuencia las dos variedades de ácido nucleico fueron denominadas: Acido Ribonucleico (ARN) y Acido Desoxiribonucleico (ADN)”

- ¿Ven ustedes cómo llegamos ya al ADN?-

Se escuchó un murmullo sordo por todo el recinto.

“En 1934 Lavene demostró que los ácidos nucleicos podían ser partidos en fragmentos que contenían alguno de los cuatro compuestos subrayados en el pizarrón, cualquiera de las dos azúcares y un grupo de fósforo en forma de fosfato. A esta combinación se le llamó nucleótido, así que, el ácido nucleico está formado por nucleótidos, de la misma manera que una proteína está constituida por aminoácidos. Se han estudiado los pesos moleculares de los ácidos nucleicos llegando a ser hasta de seis millones, así que, realmente los ácidos nucleicos tienen un tamaño molecular igual o quizá superior al de las proteínas.

La molécula de ADN es compleja y toma una forma helicoidal, es decir una doble hélice o una escalera en espiral donde los peldaños son las combinaciones de adenina, guanina, citosina y timina que a su vez tienen en sus extremos pegados a ellas los azucares y estos azúcares están combinados entre si por los grupos fosfato”

¿Fácil verdad?- les dije maliciosamente-

“El caso es que el ADN es la clave de la herencia y contiene el código de instrucciones o código genético, para la síntesis o fabricación de enzimas específicas. Pero lo más importante de todo esto, es que el ADN tiene la capacidad de replicarse o en otras palabras, puede hacer una réplica exacta de si mismo.

Consideramos al cromosoma como unas cadenas de moléculas de ADN, las moléculas pueden dividirse primero por separación de las dos hélices o dicho de otra forma desenrollando las dos cadenas y después dividiéndose, cada mitad de cadena induce la síntesis o fabricación de su propio complemento perdido, tal proceso realizado en toda la longitud del ADN a lo largo del cromosoma, creará dos cromosomas que son exactamente iguales y copias perfectas del cromosoma madre original.”

-¿Cómo se inició el ADN y la vida?- pregunté sin esperar contestación-

Esta es una pregunta que la Ciencia siempre ha titubeado en responder - dije observando a un conglomerado absorto.

“La evolución química de la vida debió ocurrir hace unos tres mil quinientos millones de años, en una atmósfera primitiva del planeta Tierra, con gases como el metano, amoniaco, hidrógeno, vapor de agua y con ausencia de oxígeno como actualmente los planetas Marte, Venus y otros de nuestro sistema solar; mediante las descomunales fuerzas cósmicas como las descargas eléctricas y la radiación ultravioleta se formaron nuevas substancias inorgánicas y orgánicas como la glicina y la alanina, dos aminoácidos simples presentes en los tejidos vivientes y rastros de uno o dos más complicados, esto se puede reproducir en el laboratorio, de hecho fue el experimento de Stanley Lloyd Miller en 1952. Abelson, agregó a esta mezcla  bióxido de carbono, y otras moléculas conteniendo oxígeno y nitrógeno, formándose  los aminoácidos que se encuentran normalmente en las proteínas”

- ¿Pero podrían los químicos en el laboratorio avanzar más allá del estadio de los aminoácidos?-

La respuesta es sí - me contesté a mi mismo.

“Usando los productos formados en los primeros experimentos como materia prima y agregando otros subproductos como el cianuro de hidrógeno, como lo hizo la naturaleza pero más lentamente, se obtuvo una mezcla más rica en aminoácidos e incluso algunos cuantos péptidos cortos y lo que es más, se obtuvo también adenina que como ya vieron es un componente vital de los ácidos nucleicos, en 1961 se agregó otro subproducto pero en mayor cantidad el formaldehído y se produjo ribosa y desoxirribosa, azúcares ya conocidos por ustedes que también son componentes de los ácidos nucleicos; en 1965 se consiguió un dinucleótido. Todos estos productos, formados, reformados y vueltos a formar lentamente a través de miles años, cayeron en el océano primigenio sin vida ya formado, permaneciendo en él y acumulándose; como no existían organismos grandes o pequeños, ni siquiera virus y bacterias, no había quien se los comiera o los descompusiera; tampoco la atmósfera original contenía oxígeno libre que oxidara o degradara las moléculas. Los únicos factores que tenderían a degradar las moléculas complejas habrían sido las intensas radiaciones ultravioleta y las de origen radiactivo que a la vez las generaron, pero las profundidades medias del mar podrían haber protegido estas moléculas de las radiaciones ultravioleta de la superficie y del suelo oceánico radioactivo; así que se acumularon millones de toneladas de este material en el transcurso de millones de años y no hay razón lógica que nos impida suponer que surgieron en ese tiempo los aminoácidos más complicados, así como azúcares simples; aquellos aminoácidos se combinaron para formar péptidos; aquellas purinas y pirimidinas (que así se llaman la adenina, guanina, citosina y timina), azúcares y fosfato se combinaron para formar nucleótidos y que gradualmente con el transcurso del tiempo, se crearon proteínas y ácidos nucleicos. Luego llegó el momento en que se alcanzó la fase decisiva: la formación, a través de una serie de combinaciones casuales, de una molécula de ácido nucleico capaz de inducir una replicación. En ese instante, centelló el comienzo de la vida, un período de evolución química precedió a la evolución de la propia vida.” dije satisfecho de haber terminado con mi larga explicación.

Por unos instantes hubo un profundo silencio y luego desde el fondo del aula surgió una voz estudiantil que interrogó:

- ¿Maestro y que pasó con el ADN replicado?-

“Parece ser que esa simple molécula viva, pudo haber sido suficiente para iniciar la vida y dar origen a toda la amplia variedad de seres vivos contesté y continué: En ese enorme plato de caldo o sopa prebiótica que fue el océano en aquel tiempo, las primeras moléculas vivas se replicaron en miles de millones de moléculas similares a ellas en un breve período, luego por mutaciones ocasionales que se siguen dando todavía se pudieron crear formas más eficaces que debieron multiplicarse a expensas de sus vecinas de donde tomaban lo necesario para su replicación o sea la forma más elemental de comer; del perfeccionamiento de estas macromoléculas vivas, debió ponerse en movimiento la evolución orgánica. Por la ley del más apto es posible que la más eficiente desplazara a las otras, así que puede ser que la vida actual proceda de una única molécula original, eso explica por qué todos los seres vivos funcionamos a través del ADN”

¿Cuándo se formaron los primeros organismos unicelulares? - gritó un alumno desde la esquina superior derecha.

“Eso será motivo para otra explicación y en otra ocasión, por ahora debo marcharme, a los que estén muy interesados en el origen del hombre, les recomiendo que lean el viejo texto que hoy cobra actualidad El Origen de las Especies de Charles Darwin, ya que como expliqué al principio la Ciencia moderna  confirma  que muchos de los genes  se han conservado a lo largo de la escala filogenética y el hombre según el estudio de su genoma comparado, comparte el 99% de su material genético con el mono, lo que demuestra que el ser humano proviene definitivamente por evolución, del mono antropoide” dije tomando mi portafolios y abandonado el aula, seguido por una cauda de estudiantes que me bombardearon con mil preguntas más.

 Se inauguró la Escuela de Policía en la Ciudad y el Lic. Marco Antonio Batt condiscípulo mío, a través de la Dirección de la escuela, me invitó a instalar por primera vez una materia forense a la que llamamos Química Legal. En ella enseñaba a conocer e identificar las diferentes clases de estupefacientes, identificar manchas de sangre humana y de animales, manchas de semen, cabellos humanos y de otras especies, venenos, la aplicación de la prueba de Harrison o de la deflagración de la pólvora, etc., y en no pocas ocasiones logramos esclarecer algunos casos no experimentales.

Recuerdo una vez que nos presentaron en la escuela a un sujeto esposado, trabajador agrícola, de muy bajo nivel cultural, acusado de homicidio por atropellamiento en su viejo “pick up”. El vehículo acusaba sangre en la defensa y había sido traído para que nosotros certificáramos la presencia de sangre humana y de ser posible el grupo sanguíneo de la víctima. Los cadetes cuidadosamente bajo mi dirección, tomaron muestras y con sus libros y notas a la mano procedieron meticulosamente a efectuar las pruebas, entre ellos estaba un alumno de apellido Buitimea originario de un poblado llamado Pueblo Yaqui.

El Primer paso consistía  en determinar si la muestra correspondía a sangre o no mediante reactivos químicos, el resultado fue positivo, el siguiente paso a seguir era hidratar la muestra seca de sangre por medio de una solución hipertónica y después efectuar un frotis o extensión para teñirla con colorante de Wright y observarla al microscopio; en esa etapa estaban los cadetes, cuando de repente salió Buitimea como un ciclón hasta donde estaba el acusado y apretándole el cuello furiosamente le dijo:  ¡Confiesa desgraciado asesino...confiesa!- 

De inmediato acudimos todos a separar a Buitimea  del espantado acusado al tiempo que le preguntaban:

-¿Qué te pasa?- a lo que contestó irritado-

- Ya lo vi en el microscopio, es sangre humana de la víctima- 

-¡No Buitimea! esa sangre corresponde a un ave, estos glóbulos rojos teñidos están nucleados y los glóbulos rojos humanos no tienen núcleo- le dije mientras observaba como pasaban por su cara todos los colores del arco iris; en ese mismo instante los policías le preguntaron al inculpado:

-¿Y tu por qué no dijiste nada, animal?-

- Pos yo creí que me apresaron por matar a la gallina, pero por Dios Santo que ella se me atravesó- contestó el esposado con los ojos llorosos.

Con una risa reprimida, me fui a casa pensando:

- Pobre Buitimea, todo lo entendió al revés-

 En septiembre decidimos que Quiqui tuviera su primer contacto  con la educación y Eva lo inscribió en un Jardín de niños, aunque todavía no cumplía los cinco años. Claro que al pillo agradó la idea pues tenía un teatro más para desarrollar sus inquietudes infantiles.

Con un buen ritmo de trabajo me acarreó septiembre y fue en ese mes cuando me comuniqué de nuevo con el Dr. Roberto Olvera en la Unidad de Traumatología, para pedir su consentimiento sobre una nueva cita. Le informé que el injerto había funcionado de maravilla y que ahora formaba una sola entidad con el tejido del cráneo de Quiqui; me expresó su satisfacción y nos abrió un espacio para el día 18 de ese patriótico mes. En esta ocasión nos transportamos en nuestro propio automóvil llevando como acompañante de lujo a mi madre quien se mostraba contenta de estar cerca de su nieto.

El viaje fue placentero y no tan preocupante como en la primera vez, sabíamos que en esta etapa la cirugía Reconstructiva consistía en resecar parte del tejido cicatricial de la quemadura y estirar los bordes laterales de cuero cabelludo para ir reduciendo cada vez más la superficie sin cabello.

En la fecha, nos presentamos con el Dr. Olvera, el cual nos recibió efusivamente, el niño le entregó una botella que cuidó celosamente durante el viaje y el Dr. la recibió, al momento que le preguntaba:

- ¿Que es esto Quiqui?-

-Es Bacanora- le dijo el niño sonriente. En ese momento intervine yo para decirle:

-Es un licor especial típico de Sonora, hecho de una planta cactacea, espero que le guste-

El Dr. nos dio las gracias y enseguida se dedicó a observar y a palpar el implante al momento que expresaba:

¡Esto quedó bastante bien!- y enseguida, descubrió el muslo del niño y observó solo una pequeña diferencia en la pigmentación de la piel que había sido extraída.

Como en la ocasión anterior, dibujó, midió y anotó los datos en el expediente del pequeño, luego dijo:

- Les daré la orden para Laboratorio y mañana a las 8:00 A.M. intervendremos a este pequeño diablillo, la operación ya la teníamos programada desde hace algunos días, creo que todo va a salir muy bien.

Nos dirigimos al tercer piso, ubicación del Laboratorio y después de entregar la solicitud médica en la recepción, nos sentamos a esperar turno. Mientras esperábamos me introduje en el área de trabajo donde reinaba gran actividad y saludé brevemente al Director del Laboratorio y enseguida me dirigí a la oficina de mi amigo René Contreras, quien se encontraba sumergido en un mar de papeles y curvas de estadísticas.

- Hola– le saludé.

-¡Hola conque aquí estás de nuevo!- me dijo levantándose para darme un abrazo. Después de platicar sobre las cosas comunes, le pregunté:

- ¿Cómo van tus adelantos científicos?-

- ¡Ven!- me dijo por toda contestación tomándome del brazo y conduciéndome hasta las grandes incubadoras.

- ¿Qué ves ahí?-

- Una oreja humana-  le contesté pegándome al vidrio para enfocar mejor la visión.

- Todavía no, es un molde de oreja humana hecha con polímeros artificiales en la que se están cultivando células cartilaginosas, la oreja se hará humana en breve -

-¡Asombroso!- exclamé.

- Y eso no es nada, sígueme - me dijo guiándome hacia el departamento donde estaban los animales de Laboratorio.

- ¡Mira esto! - me señaló, indicándome un extraño animal que no reconocí de momento. Era una gran rata sin pelo con una rara joroba sobre su espalda, semejante a un espécimen antediluviano que en ese momento ingería plácidamente su comida tomando con sus pequeñas manos un pedazo de alimento balanceado.

- ¿Qué le pasa a este bicho? - le pregunté a René con curiosidad.

- Dentro de esa joroba, está una oreja humana cultivada y alimentada por la rata, es un xenotransplante –  esperó a que me repusiera de mi asombro y continuó:

- Naturalmente tuvimos que abatir el sistema inmunológico del animal, mediante inmunosupresores para evitar el rechazo, por eso lo ves sin pelo. Pronto lo intentaremos con un ser humano- dijo orgullosamente.

- Estamos viviendo las maravillas de fin de siglo, es uno de los recursos de la medicina del futuro - le comenté en tono solemne, por lo cual mi colega asentó afirmativamente.

René me acompañó a un cubículo e introdujimos a Quiqui y a Evangelina, allí le presenté a mi esposa y le tomamos la muestra de sangre al niño. Antes de despedirnos mi condiscípulo me dijo:

- Acompáñame pasado mañana a una conferencia sobre Genética -

- Acepto, ¿en donde?- pregunté interesado.

- Aquí mismo en el Centro Médico, en el Centro de Convenciones, pasa por mi a las cuatro -

-Ok, aquí nos vemos- le dije apretándole un hombro a manera de despedida.

En el trayecto del hospital al hotel, le conté a Eva lo maravillado que estaba por el trabajo que estaban realizando en el Laboratorio de Citogenética de la Unidad de Traumatología, especialmente el xenotransplante, un segundo después Eva me preguntó:

- Qué es xenotransplante?-

Xenotransplante es cuando el donador y el receptor del órgano o tejido son de diferente especie, como en el caso de la oreja humana y la rata; un Autotransplante es como en el caso de Quiqui en el que él mismo es el donador y el receptor; Isotransplante es cuando el donador y el receptor son genéticamente idénticos, como cuando un gemelo dona un tejido o un órgano al otro gemelo, y un Alotransplante cuando el donador y el receptor son de la misma especie pero genéticamente diferentes, es de lo más común de un ser humano a otro” le expliqué dando por sentado que me había entendido.

Al día siguiente, llegamos a la hora, y se repitió la misma rutina que en la ocasión anterior: rasurar la cabeza, venoclisis, preanestesia, anestesia, etc. A las dos horas nos encontró el Dr. y despojándose de su gorro de cirujano dijo: “Todo salió muy bien, resecamos la cantidad justa de tejido cicatricial contiguo al implante, ahora solo hay que tener cuidado de alguna infección, pronto lo llevarán a su cuarto.” Dicho esto salió disparado pues iba retrasado para la siguiente cirugía.

Quiqui se recuperó rápido y nuevamente era el niño hindú con su turbante exótico, más bien dos niños hindúes pues su compañero de cuarto también estaba vendado de la cabeza por un traumatismo. Sara la enfermera le llevó un ligero desayuno y lo saludó cariñosamente lo que dio pie para que el niño le dijera:

- Mami te trajo un regalo - 

Sara, que ahora estaba más gorda que antes, agradeció el presente y se enfrascó en una interminable charla con Evangelina. Por la tarde Quiqui quiso ir a la sala de juegos a saludar a sus antiguos amigos, el médico Residente dio su consentimiento con las mismas recomendaciones de siempre.

En la sala de juegos el niño no encontró a sus viejos conocidos salvo dos o tres de los quemados que prácticamente vivían en el hospital y a los cuales se les iba implantando lentamente nueva piel; de todas maneras hizo nuevas amistades y jugó hasta que nos ordenaron retirarnos. Al oscurecer, terminó la hora de visita y yo me marché al hotel, mientras que Eva se quedaba para vigilar que el pequeño no se fuera a arrancar el vendaje.

La mañana siguiente sustituí a Eva en el hospital, la cual se manifestaba dolorida de sus músculos por la incomodidad del sofá que le servía de cama, me informó que la noche había sido tranquila sin contra tiempos salvo los lamentos del otro niño enfermo que era compañero de cuarto.

Toda la mañana, después de la revisión de la operación del niño por parte del Dr. Olvera y ayudantes, nos la pasamos en la sala de juegos de la unidad, yo claro, observando como Quiqui gastaba cantidades industriales de energía sin acusar el menor cansancio; interrumpí sus actividades recreativas a la hora de la comida y nos dirigimos a su cuarto donde ya Evangelina platicaba con la madre del niño vecino, yo aproveché para tomar mis alimentos en la cafetería del hospital.

A las cuatro de la tarde, fui por mi amigo René y nos encaminamos a una de las salas de la Unidad de Convenciones. La conferencia versaba sobre “Biotecnología: orígenes y futuro” y la exponía en inglés el Bioingeniero Genético, Jalil Saab H. cuyo curriculum impresionante lo colocaba como uno de los individuos mas doctos en la materia a nivel mundial.

La sala perfectamente funcional con toda la tecnología audiovisual y traducción simultánea, se encontraba casi llena ocupada por hombres y mujeres la mayoría vestidos aún con la bata blanca de hospital.

El conferencista abrió plática más o menos con estas palabras: “Biotecnología es el conjunto de técnicas en las que utilizamos organismos vivientes o substancias provenientes de éstos, para elaborar o modificar un producto, mejorar plantas o animales, o para desarrollar microorganismos para usos específicos. La Biotecnología moderna cuenta con nuevas herramientas tales como: ingeniería  genética, fusión celular y otros bioprocesos.

Los orígenes de la biotecnología se pierden en el pasado prehistórico, cuando el hombre domesticó los primeros animales y dio comienzo a la agricultura: mediante cruzas y selecciones artificiales alteró la condición natural de plantas y animales. La elaboración de bebidas y alimentos como la cerveza, el vino, el vinagre, el pan con levadura, el queso, etc., fueron los conocimientos biotecnológicos empíricos iniciales.

Desde el punto de vista meramente científico la biotecnología basa su desarrollo en las aportaciones hechas por Charles Darwin y Gregor Mendel en los campos de la selección natural y la herencia, respectivamente, propuestas en la segunda mitad del siglo pasado. En 1830, T. Schwamm y M. Schleiden encontraron que todo ser vivo está constituido por células, y en su interior, en el núcleo, se encuentran los cromosomas que a la vez contienen el material hereditario. Louis Pasteur contribuyó en forma destacada  con sus descubrimientos en medicina y microbiología industrial.

Se descubrió que los cromosomas estaban compuestos principalmente de proteínas y ácidos nucleicos, dando paso a la inclusión de la bioquímica y la biología molecular como instrumentos para desentrañar los misterios de la vida.”  dijo el conferencista a manera de introducción, haciendo una pausa para beber un poco de agua que escanció en un vaso desde una botella etiquetada con letras azules, y luego continuó:

“Oswald Avery y otros investigadores descubrieron que el ADN es la molécula portadora de la información genética y que ésta determina la estructura y función de un organismo. Watson y Crick, de la Universidad de Cambridge, descubrieron mediante métodos de cristalografía con rayos X la estructura del ADN: que es una molécula formada por dos cadenas individuales de nucleótidos que giran juntas en una doble hélice. Este diseño molecular del ADN ofrece una explicación de la conservación de la información genética y cómo se transmite a las generaciones futuras.

Los cromosomas están formados de ADN, y éste contiene en el ser humano cerca de cien mil genes en sus cromosomas.

El conocimiento creciente sobre los genes nos permite analizar manipular y modificar éstos en animales, plantas y en el ser humano  mediante la ingeniería genética, bien sea interceptando el desarrollo en condiciones anómalas graves o corrigiéndolas  tan pronto como acusen desviaciones, requeriremos de mapas genéticos para saber la ubicación de cada gene en particular y aunque es una labor nada fácil muy pronto tendremos preparado todo el genoma humano. El conocimiento de este genoma nos permitirá mediante la terapia génica, corregir las enfermedades genéticas, haciendo llegar a los cromosomas que tienen un gene malo o defectuoso, otro gene que sea capaz de corregir el defecto y, eventualmente, posibilitar al organismo para que él mismo pueda repararlo.

Tenemos como ejemplo el niño de burbuja, como ustedes saben se trata de individuos incapaces de vivir fuera de un ambiente artificial que los aísle de virus y bacterias, pues su sistema inmunológico no funciona; en mi Instituto de Investigación, a uno de estos niños le colocamos material genético de uno de sus padres en la médula ósea y comenzó a responder favorablemente, logró desarrollar su sistema inmunológico y vivir con normalidad. Todavía no podemos aplicar esta terapia a cualquier ser o con cualquier gene, porque todavía no tenemos la capacidad técnica para hacer llegar la información genética al sitio específico que deseamos corregir, pero estamos avanzando rápidamente en el desarrollo de los vehículos que nos permitan alcanzar dichos niveles.

Hasta el momento esto parece de ciencia ficción pero pienso que no falta mucho para hacer terapia génica con las características  mencionadas.    

En realidad, más de 4,000 enfermedades humanas se creé que constituyen un resultado de defectos genéticos, la hemofilia, la fibrosis quística, el síndrome de Down o mongolismo, el albinismo, la anemia falciforme, la fenilcetonuria, la distrofia muscular de Duchenne, la diabetes, la vista defectuosa, la idiocia, la paranoia homicida, algunas de ellas mortales, podrán ser subsanadas a través de la ingeniería genética; pero habrá que tener cuidado con un peligro moderno que por si solo es causante de mutaciones en los genes la mayoría de las veces negativamente, y este es la exposición a la radiación atómica” 

El Bioingeniero Saab hizo una pausa para acomodarse con su índice izquierdo sus gruesas gafas en el arco de su nariz y enseguida continuó: 

“Actualmente en el mundo, está muy generalizado el uso de materiales radiactivos, algunos de baja y media actividad que emiten radiaciones beta o gama cuyo período de semi desintegración  es inferior o igual a 30 años, y los de alta actividad que contienen generalmente isótopos emisores alfa, cuyo período de semi desintegración es superior a los 30 años y pueden emitir calor.

En medicina y odontología, se usan a veces indiscriminadamente los rayos X, la radiación con otro tipo de partículas, la emisión de isótopos de cobalto o cesio en las unidades de medicina nuclear y radioterapia que generan residuos de baja y media actividad como: guantes, jeringas, material médico, etc.; en investigación en diversos procesos científicos que implican el manejo de trazadores radioactivos, como los reactores y marcadores ionizantes; en la industria, en los trabajos de control de procesos, la detección de humos, la gammagrafía producen basura radioactiva; las plantas nucleares producen la mayor parte de residuos radioactivos en el mundo.

Pero son más grandes los beneficios que se esperan con la manipulación de genes en otros seres vivos, por ejemplo, en los años ochentas, modificando de una forma apropiada un gene, o insertando un gene extraño se pudo hacer que células bacterianas se convirtieran en fábricas de insulina humana; de la misma forma se pudo lograr la producción de interferona y la hormona del crecimiento, con esto se están abriendo posibilidades ilimitadas en el horizonte.” 

El Dr. Saab hizo otra pausa para reacomodar sus notas y aclarándose la voz continuó de esta manera:

“La ciencia Genética tiene un arma poderosa que junto con la biotecnología, habrá de impulsar y cambiar grandemente el desarrollo científico y el progreso humano en este fin de siglo y de milenio, me refiero a la fusión celular, la que una vez perfeccionada hará cambiar la manera de pensar que teníamos de la Biología. En 1938 el científico alemán Hans Spemann logró mediante microcirugía, retirar núcleos de óvulos infértiles y reemplazarlos por otros núcleos ajenos al organismo, aunque el experimento no tuvo resultados concretos, el hecho de poder manipular el núcleo de una célula y transferirlo a otro, dejó la puerta abierta para nuevos estudios. En 1952 los biólogos Robert William Brigss y Thomas J. King, perfeccionaron la obra de Spemann lo que marcó el principio de la técnica de transplante nuclear ; en 1967, el biólogo británico John B.Gurdon transplantó con éxito un núcleo de una célula del intestino de una rana sudafricana en un óvulo sin fertilizar de la misma especie, mediante impulsos eléctricos, a partir de este óvulo, se desarrolló un nuevo individuo perfectamente normal, un clon del primero. Los transplantes nucleares ya han sido llevados a cabo con éxito en ratones y, en principio, la clonación es posible en cualquier mamífero ¡incluyendo el ser humano!”.

El conferencista Jalil Saab, habló durante dos horas sobre muchas otras cosas relacionadas y concluyó más o menos así:

“El inicio de la manipulación enzimática del material genético de los seres vivos y la aparición de la ingeniería genética molecular han permitido pues, a partir de 1970, el análisis bioquímico y molecular de los cromosomas, lo que ha dado lugar a una verdadera revolución biotecnológica. Por ingeniería genética podemos lograr en plantas, la fijación biológica del nitrógeno, la resistencia a parásitos o a las sequías; en animales la clonación y la transferencia de embriones; el diseñar estrategias racionales para el tratamiento y prevención de enfermedades por medio del desarrollo de vacunas, el uso de la técnica del ADN recombinante para diagnóstico de enfermedades; obtención de células especializadas en la fabricación de productos de interés comercial  y médico como son la producción de anticuerpos monoclonales, desarrollo de técnicas aplicadas a las industrias alimentaria, farmacéutica, química, etc.; mejoramiento de especies silvícolas y agrícolas, cultivo de tejidos vivos; recuperación y conservación de ecosistemas como el uso de bioinsecticidas, biodetergentes, control de la contaminación ambiental y tratamiento de aguas residuales.”

Estaban en las preguntas cuando René y yo salimos de la sala de conferencias.

Ya afuera encaminándonos al automóvil de mi amigo le pregunté:

-¿Qué te parecieron los conceptos del Dr. Jalil? -

- ¡Fascinantes! - me dijo poniendo mucho énfasis en su respuesta y continuó:

- Estamos en el inicio de una revolución científica en la que en un tiempo muy corto estarán pasando demasiadas cosas, los horizontes se están modificando a gran velocidad -

- Efectivamente - aprobé yo - muy pronto veremos cómo sus efectos rebasan el contexto experimental y académico para influir en los terrenos de la ciencia, las religiones, las leyes, la política y la vida cotidiana - René afirmó pensativamente.

 El Dr. Olvera permitió que a los tres días Quiqui abandonara el hospital debido a una muy buena evolución en la cicatrización de las heridas quirúrgicas y a la ausencia de infección. Nos regresamos a nuestra tierra, no sin antes visitar algunos maravillosos estados de la república. Ya no hubo el resto del año ningún acontecimiento importante.