Capítulo 7

El NiÑo Clonado

 Rápido pasaron los meses y el nuevo año 1999 me encontró inmerso de nuevo  en una efervescente actividad en el Instituto. Quería impaciente hacer todo, aplicar mis conocimientos en beneficio de los pacientes necesitados, crear, investigar, sentar las bases para fincar un centro de terapia génica donde hubiera especialistas calificados y muchos proyectos más.

Elaboré una lista inmensa de equipo y materiales necesarios y logré que la dirección del hospital me proporcionara un área adecuada para mi futuro laboratorio de genética, pero nuestra burocracia centralista es impredecible, de repente recibe uno implementos no solicitados correspondientes a un laboratorio de petroquímica y luego se paraliza una parte de la química clínica por falta de un insignificante reactivo. Gasté toneladas de papel insistiendo en los diferentes centros de abastecimiento del Instituto, sólo para que me contestaran: “mande por triplicado una lista del equipo y material que necesitan con autorización de la dependencia.....etc.”

Con el poco equipo recibido, otro que recabé y otro improvisado, empecé a ayudar a los ginecólogos en la fertilización in vitro y a los especialistas en cirugía reconstructiva y dermatólogos en la fabricación de tejidos de piel y tejido conjuntivo. El resto suplementario nunca llegó.

Casi recién llegado al hospital, el departamento clínico me incluyó en el rol de conferencias de los sábados, querían saber que estado guardaba la biotecnología y la medicina genética; el tema a desarrollar fue:

“Citogenética y Terapia Génica logros y perspectivas”.

Cuando llegó la fecha señalada, me presenté con mis notas y mis transparencias ante un auditorio repleto, ¡claro!, la asistencia era obligatoria.

En la primera parte del tema, me limité a hacer una exposición de las técnicas empleadas para el cultivo de células de piel, de cartílago, de células mamarias; fabricación de vejigas, dedos, etc. con la proyección de sus correspondientes diapositivas y la perspectiva de obtener órganos en un futuro no muy lejano por medio de esta tecnología.

- Por lo que respecta a córneas -dije- la Dra. May Griffith, del Instituto Oftalmológico Universitario del Hospital de Ottawa Canadá, presentó la primera córnea humana fabricada artificialmente en el laboratorio de citogenética. –

La segunda parte la desarrollé más o menos así:

“Existen más de 4,000 enfermedades monogénicas o sea que tienen defectos en un solo gene, cuya herencia sigue fielmente las leyes de Mendel, pero también existe un gran número de trastornos poligénicos es decir su herencia se debe a defectos acumulados en varios genes que no se conocen con precisión y que podrían duplicar a la cifra anterior. Las enfermedades monogénicas se clasifican a su vez como: enfermedades genéticas recesivas, enfermedades genéticas dominantes y enfermedades genéticas ligadas al sexo.

Una enfermedad recesiva puede mantenerse latente en sucesivas generaciones de una familia y se manifiesta solamente cuando uno de los hijos tiene descendencia con otro portador del gene defectuoso; esto sucede con frecuencia entre los grupos que consuman matrimonios entre parientes (endogamia) como los judíos ashkenazíes, los amish o las familias reales europeas; la anemia falciforme y la fibrosis quística son de este tipo.

En una enfermedad genética dominante, es suficiente que el hijo herede un solo gene defectuoso ya sea el alelo del padre o el alelo de la madre para que el producto sufra la enfermedad, a este tipo pertenece la enfermedad de Huntington que aparece en forma tardía y que puede extenderse por el mundo ya que el que la padece puede reproducirse y transmitirla a su descendencia.

El caso de las enfermedades ligadas al sexo es más complejo porque se trata de enfermedades recesivas monogénicas cuyo gene está localizado en el cromosoma sexual X.

En la mujer es muy difícil que llegue a manifestarse la enfermedad porque posee dos cromosomas similares X, tendría que poseer dos genes alelos recesivos uno del padre y otro de la madre; en cambio si el descendiente es varón, solo tiene un cromosoma X y uno Y, así que basta que heredara un alelo recesivo de su madre para que heredara la enfermedad. Por ello si una mujer es portadora, sus hijos varones poseen un 50% de probabilidades de padecer la enfermedad, aún cuando sus hijas nunca la padezcan; esta es la razón por la que estas enfermedades aparecen con mayor frecuencia en varones que en mujeres y son las más fáciles de localizar en el cromosoma X; a este tipo pertenecen la hemofilia, el daltonismo y la distrofia muscular de Duchenne.

Como pueden observar, la mayor parte de las enfermedades tienen origen genético, en unas, los genes actúan facilitando las condiciones para que la enfermedad se produzca, en otras su presencia es definitiva.”

Hice una merecida pausa para ingerir un poco de agua de una elegante botella de vidrio de color azul, y para dar tiempo al auditorio a digerir lo que ya había expuesto; luego continué:

 “El descubrimiento cada vez mayor de los genes, lleva a una nueva generación de tratamientos basados en el conocimiento molecular de las enfermedades, en lugar de los síntomas que producen.”

- dije robándome descaradamente el concepto del Dr. Francis Collins, Director del Instituto Nacional de Investigaciones del Genoma Humano de EE.UU-

“Me permitiré describir someramente enfermedades genéticas y su localización cromosómica, algunas afortunadamente raras, pero otras del conocimiento cotidiano de la medicina general como el cáncer, la diabetes, la obesidad, la fenilcetonuria, etc.” - expresé, tratando en vano de acomodar mis notas -

Enfermedad de Gaucher cuyo gene recesivo se encuentra localizado en el cromosoma número uno, es el responsable de codificar una proteína-enzima llamada glucocerebroxidasa, que es la encargada de metabolizar un tipo de lípidos llamados glucocerebrósidos. Cuando el gene falla, estos lípidos se acumulan en el hígado, bazo y médula ósea, produciendo síntomas como fuertes dolores, fatiga, ictericia, daños óseos, anemia y muerte.

 Enfermedad de Alzheimer, es una enfermedad degenerativa que destruye el cerebro haciendo que los enfermos pierdan la memoria y el juicio; la muerte ocurre normalmente dentro de los 5 a 10 años del inicio de los síntomas. Este padecimiento es de origen poligénico en un 20 % y se han localizado varios marcadores de origen genético en los cromosomas 1, 14, 19, y 21 lo que ha llevado a diferentes tipos de Alzheimer desde el tipo I al IV.

El marcador 21, está relacionado con el síndrome de Down o mongolismo, por eso estas personas si viven lo suficiente, casi siempre suelen desarrollar la enfermedad de Alzheimer.

 Enfermedad de Huntington, es también una enfermedad degenerativa del cerebro que conduce a un deterioro mental que termina en demencia. En 1993, tras la búsqueda de diez años se logró aislar el gene que provoca la “Huntington Disease” que se manifiesta en forma tardía y que está localizado en el cromosoma número cuatro; este padecimiento comienza a aparecer entre los 30 y los 50 años. Los síntomas incluyen cambios en la personalidad y en el estado de ánimo, depresión y pérdida gradual del control sobre los movimientos voluntarios, causando espasmos primero y grandes movimientos al azar después como movimientos de baile.

El descubrimiento del gene, dio lugar al desarrollo de una nueva prueba genética en sangre que plantea a las personas en riesgo el dilema de conocer previamente con varias décadas de adelanto, si van a padecer una enfermedad terrible y mortal. Esta y otras nuevas pruebas genéticas, para otras tantas enfermedades, traerán aparejadas profundas implicaciones éticas y morales como el aborto terapéutico y la discriminación genética.

Como dato curioso y coincidente, la Dra. Nancy Wexler psicóloga clínica una de las investigadoras que más ha contribuido al estudio de este padecimiento, perdió a su madre a causa de esta enfermedad; ella ha declarado públicamente que no se someterá a la prueba genética, pues prefiere vivir con la incertidumbre, a conocer anticipadamente una amarga y dura verdad.

 Diabetes juvenil, es una enfermedad metabólica crónica que se presenta por la incapacidad de las células pancreáticas a producir la hormona insulina que es la que controla el nivel de glucosa en la sangre. Es un padecimiento poligénico de herencia complicada, cuyo responsable es un gene llamado IDDM1 que está localizado en el cromosoma número seis. La mutación de este gene provoca una causa inmunológica, porque los linfocitos T, por alguna razón no del todo conocida, atacan y destruyen a las células pancreáticas. Se está ensayando ya una terapia génica, aunque no se han realizado pruebas en humanos todavía. Numerosas enfermedades cardiovasculares están asociadas a la diabetes: hipertensión e infarto son hasta cuatro veces  más frecuentes en los diabéticos; las cataratas suelen causarles ceguera, y la necrosis diabética es causante de miles de amputaciones de miembros.

Obesidad. Es en efecto, un factor de riesgo que conlleva una serie de trastornos crónicos: cardiovasculares, diabetes, algunas formas de cáncer, cálculos biliares, osteoartritis, problemas respiratorios, etc. La evidencia sugiere que la obesidad puede tener varias causas: genética, ambiental, psicológica y otros factores. La obesidad tiende a manifestarse en familias, por lo que podría tener una causa genética, ya que se ha podido determinar una proteína mutada en ratones obesos llamada leptina que también se encuentra en el hombre en un gene que la codifica en el cromosoma número siete, queda tan solo demostrar su relación con algunos casos de obesidad patológica.

Hice una nueva pausa para rehidratar mi garganta y luego de consultar mi reloj de pulsera, expliqué que del padecimiento del que hablaría a continuación, yo había tenido la grata experiencia de participar en un caso de terapia génica, el cual estaba evolucionando satisfactoriamente en el Centro Médico.   

 Inmunodeficiencia Severa Combinada. (SCID). En el cromosoma número veinte, se encuentra este gene capaz de codificar una enzima llamada adenosina-desaminasa (ADA) que es clave para la síntesis de precursores de anticuerpos. El defecto de este gene, produce una enfermedad monogénica bien caracterizada que se manifiesta por la incapacidad del sistema inmunitario para fabricar anticuerpos que permitan neutralizar cualquier infección.

Los niños afectados, no pueden recibir transfusiones de sangre y las vacunas convencionales pueden provocarles infecciones fatales; son los llamados “niños de burbuja” porque tienen que vivir  en un ambiente estéril aislado del mundo exterior. La calidad de vida de estos niños es absolutamente pobre, por lo que su existencia  se convierte en una amarga espera hasta que aparece el germen oportunista que les provoca la muerte. Este padecimiento es muy similar al Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA o AIDS) aunque no es producida por un virus. El tratamiento es enzimático a base de ADA,  que se consigue sintéticamente por ingeniería genética en Escherichia coli, pero es sumamente oneroso; el último tratamiento y muy esperanzador es el de reconstrucción del gene defectuoso dentro de las células madre de los leucocitos.

Neurofibromatosis, esta es una enfermedad que se hizo muy conocida por el público desde finales del siglo XIX hasta el presente, debido a las películas y obras de teatro que han representado espectacularmente la tragedia del “hombre elefante”. Es posible que el diagnóstico de aquella época fuera equivocado y que se tratara en realidad de otro trastorno de síntomas similares, pero menos frecuente conocido como síndrome de Proteo.

Los investigadores de la Universidad de Utah y los del Hospital General de Massachussets localizaron el gene dominante en el cromosoma 17 y después otro gene en el cromosoma 22 por lo que se dan dos tipos de neurofibromatosis el tipo I-17 más benigno y el tipo II-22 en su forma más severa. Ambos genes codifican proteínas supresoras de tumores cuando están sanos, pero cuando se produce una mutación, los genes se hacen inservibles y los tumores pueden desarrollarse sin ningún impedimento, así que estas proteínas supresoras se están estudiando para aplicarlas al tratamiento del cáncer.

Fenilcetonuria, es una enfermedad metabólica monogénica benigna, localizada en el cromosoma número 12. Es causada por deficiencia de la enzima fenilalanina-hidroxilasa, que se sintetiza en el hígado; el deterioro del gene impide que el enfermo metabolice correctamente el aminoácido esencial fenilalanina, que se acumula en los tejidos corporales, apareciendo los productos de oxidación en la orina. Es una enfermedad progresiva que produce retraso mental, erupciones cutáneas, ataques de nervios, comportamiento irritable y olor corporal acre. Por fortuna el tratamiento es sencillo y fácil de detectar, es a base de dieta pobre en fenilalanina. Los edulcorantes artificiales que contienen aspartato de fenilalanina, están contra indicados.

 Cáncer de Pulmón, tiene también entre otros factores, un gene en el cromosoma número tres llamado SCLC1, que predispone a sufrir la enfermedad.

 Cáncer del Colon, recientemente se ha descubierto un gene mutante en el cromosoma número dos que aparece con frecuencia en determinados cánceres de colon, llamado MSH2. El producto del gene es una enzima que se parece a algunas enzimas bacterianas, su carencia puede explicar el desarrollo incontrolado de células cancerosas.

Oncogén RAS de Harvey, está  localizado en el cromosoma once, aparece mutado en una multitud de cánceres humanos de diversos tipos; su producto proteico es un polipéptido denominado RAS, cuya función no se conoce muy bien todavía.

 Supresor TP53, es un gene localizado en el cromosoma número 17, es uno de los supresores de cáncer más importantes. Cuando está mutado o dañado el paciente desarrolla una gran variedad de tumores de distinta naturaleza.

 Cáncer de Páncreas, los científicos han descubierto un gene llamado DPC4, localizado en el cromosoma número 18, cuyo producto proteico ha sido llamado supresor del carcinoma pancreático. Las mutaciones de este gene provocan que el cáncer de páncreas se presente de forma agresiva e invada otros tejidos circundantes.

Cáncer de Próstata. Investigadores del Centro Nacional para la Investigación del Genoma Humano y la Universidad de Umea de Suecia, encontraron en el cromosoma número uno, un gene llamado HPC1 que está relacionado con la herencia del cáncer de próstata. Uno de cada 500 hombres tiene una alteración en el gene HPC1. La influencia del factor hormonal está bien establecida, pues se ha observado que el cáncer de próstata no se encuentra en hombres castrados antes de la pubertad.

 Síndrome de Inversión Sexual Humana. Los científicos del Instituto Nacional de Investigación Médica, descubrieron el gene DAX1 en el cromosoma sexual X y otro gene en el cromosoma sexual Y llamado SRY. El primero causa que un individuo genéticamente masculino se desarrolle físicamente como una mujer; el segundo es el principal gene sexual que determina si el embrión desarrollará testículos u ovarios.

 Terminada mi alocución, hice un silencio intencional y luego continué muy pausadamente:

 “Todo lo anteriormente expresado, es solo un bosquejo de lo que será la medicina del futuro. Los métodos científicos y tecnológicos avanzan de manera vertiginosa, la Genética del siglo XXI promete ser más excitante y poderosa que la de nuestro siglo; habrá que poner especial atención a los aspectos éticos, legales y sociales, pues a medida que los análisis genéticos se hagan cotidianos, se harán más intrusivos y esto podría derivar al principio, hacia el uso indebido de esta biotecnología y orientarse en contra de los fines positivos al hombre y la naturaleza”.

“Creo que la bondad y la inteligencia científicas serán capaces  de conducir de manera eficiente el potencial que hoy se pone en sus manos, fuerza que será la que cambie para bien el destino de la humanidad. Si hemos controlado el poder del átomo, también podremos controlar la manipulación genética.”

 Fui dispensado con una buena ovación, lo cual me llenó de satisfacción, pero aún quedaban las preguntas que es por donde podían ponerme en aprietos.

Un médico familiar, lanzó la primera pregunta:

- Escuché que la enfermedad de Gaucher, el Alzheimer y el cáncer de la próstata se localizan en el cromosoma número uno. ¿Podrías explicarme eso con más amplitud?- dijo el médico con voz apenas audible.

- Sí - contesté tranquilo. “Esto se debe a que hay cromosomas más grandes que otros y también cromosomas más pequeños pero con mayor densidad génica. Los genetistas dividen los cromosomas por regiones, así en el cromosoma número uno “habitan” varios genes y se les da su identificación, como ejemplo está el gene relacionado con la proteína de la próstata, que está en la región HPC-1

Desde la esquina inferior derecha, el Dr. Manuel Pastor, Urólogo, muy amigo mío, reconocido por todos por sus arraigadas ideas religiosas, me preguntó:

-¿Podrías ampliarte sobre las implicaciones de tipo ético y moral?-

- Aunque este es un tema polémico más propio para una mesa redonda, trataré de contestarte lo más claro posible.-

“Cuando hablo de implicaciones éticas y morales, me refiero a la pérdida de la intimidad biológica del individuo por la predicción de enfermedades hereditarias, pues antes de que existiera la metodología para el análisis génico y su uso - que por cierto muy pronto será rutinario,- nadie era capaz de conocer la información genética; entonces surgen estos cuestionamientos: ¿Quién tiene derecho a conocer esta información genética y qué uso puede darle? ¿Quién puede exigirla y bajo qué condiciones?

Será necesario que se consulten otras disciplinas como la Ética, la Filosofía, el Derecho y la Política.

El análisis de las enfermedades genéticas y el uso de exámenes genéticos estarán relacionados con la confidencialidad y disponibilidad de los seguros de vida y de las pólizas médicas.

Es corriente que las compañías aseguradoras que expenden seguros de vida y de enfermedad, soliciten al cliente el examen médico y el examen de laboratorio, para evaluar su estado de salud, pero estos estudios rara vez detectan enfermedades genéticas presentes y futuras, salvo aquellas como la fenilcetonuria que al fin y al cabo es benigna.

Es predecible que muy pronto las compañías de seguros exigirán el análisis génico de sus clientes para conocer su perfil genético patológico, y en eso se basarán para negar el aseguramiento de la persona.

Como ejemplo podemos poner a un posible cliente al que por estudio génico se le diagnostica una enfermedad de Halzheimer la cual desarrollará dentro de 20 años, al conocerse esa información, ninguna compañía se arriesgará a concederle a esa persona un seguro de vida y tampoco un seguro de enfermedad porque redundaría en altos costos para la aseguradora. También esta información genética podrá ser utilizada en forma indebida por los patrones para discriminar a las personas con tara genética que en un momento dado soliciten un empleo; por este motivo la gran reserva de patrimonio genético que tiene la especie humana, requiere ser salvaguardada en sus derechos y en su autonomía, mediante normas y leyes que la protejan de una forma efectiva.

Por otra parte, ya podemos conocer durante las primeras semanas de embarazo por medio del análisis génico, si un ser en gestación posee una enfermedad genética tardía o inmediata.

Cuando se trata de un padecimiento a largo plazo como la enfermedad de Huntignton o la esclerosis lateral amiotrófica (ALS) llamada también enfermedad de Lou Gehrig -por aquel famoso beisbolista de las Yankees de New York,- se plantea la duda razonable de si es ético o no interrumpir el embarazo, ya que tal vez ese ser pueda llevar una vida normal y hasta brillante durante al menos treinta años con posibilidad de que ésta se alargue hasta los sesenta o setenta, o que para esos tiempos ya tengamos una cura para estos horribles padecimientos, (si no hay tal cura, a partir de allí, ya pasarían bajo la jurisdicción de la eutanasia); pero cuando se trata de enfermedades genéticas incurables de consecuencias inmediatas o casi inmediatas, como el linfoma de Burkitt o la epidermólisis ampular, sí se le plantea al médico la decisión de practicar el aborto terapéutico, - que incluso está contemplado en nuestras leyes,- como medida para evitar un innecesario dolor a sus familiares y al niño quien finalmente morirá en medio de terribles sufrimientos.”

En ese preciso momento irrumpió la plática el Dr. Pastor para inquirir:

“Nosotros como médicos y cristianos, estamos por juramento, obligados a defender la vida desde el incipiente embrión hasta el final de la senectud y condenar el homicidio médico, porque se trata de criaturas humanas dones vivientes de la bondad divina, creados a imagen del mismo Hijo de Dios, por eso me opongo terminantemente al aborto, en cualquiera de sus manifestaciones; el ser humano debe valorarse y estimarse como tal desde su gestación y, por lo tanto desde ese momento deben respetarse sus facultades, entre las cuales está el derecho inviolable a la vida que tiene todo ser humano puro e inocente.”

Se escuchó un murmullo grave en el auditorio, donde evidentemente comentaban y tomaban posturas diversas los asistentes; fue entonces cuando retomé la palabra:

“Debo decirte que respeto mucho tus ideas y el derecho que tienes de defenderlas y expresarlas, aunque yo y algunos como yo no comulguemos con ellas.

Quienes tenemos un concepto más elevado y diferente de lo que es Dios sin tomar en cuenta el convencionalismo humano interesado, filosóficamente consideramos que la materia no ha sido creada sino que es producto de millones de años de evolución, por esta razón nos apegamos a la ciencia que nos ha demostrado en forma evidente, que la materialidad del Ser es lo real y que lo espiritual es apenas la expresión de la impotencia del humano en lo que se refiere al conocimiento de los fenómenos del universo, la naturaleza y él mismo.

Todo conocimiento y en este caso el conocimiento genético, debe ser analizado bajo la fría luz de la metodología científica, sin tomar en cuenta la intrusión de las religiones institucionalizadas dentro de las cuales, el hombre abandona la búsqueda de la verdad y del orden interno, la experiencia sustantiva del método científico y se queda con los ritos, los libros, los símbolos y finalmente se conforma con algo inerte.

El aborto terapéutico no es una maniobra homicida deshumanizada, es apenas una piadosa eutanasia fetal donde se trata de evitar el dolor y el sufrimiento a algo que finalmente dejará de existir en un plazo más o menos corto.”

- Y yo iría más lejos - dijo la Dra. Lemus entrando de lleno a la polémica,-  mientras yo observaba como crecía la efervescencia en el auditorio.

“Yo como médico y mujer, me uno al sector laico en franca controversia con los bandos religiosos en apoyo al aborto cuando el embarazo es producto del mancillamiento del honor y la dignidad  de la mujer mediante un acto de violación. Apoyo también la corriente feminista que defiende el derecho a decidir libremente en torno al embarazo en oposición abierta con el embargo social del cuerpo de la mujer; esta postura se erige supuestamente en nombre de la vida, pero a la vez soslaya las implicaciones sociales, económicas y las consecuencias morales determinadas por un accidente biológico.

Mientras no se legalice el aborto, seguirá aumentando cada vez más la estadística de muertes de mujeres a consecuencia de manejos inapropiados por personas carentes de preparación profesional. Necesitamos el desarrollo de un espíritu crítico, - dijo parafraseando al Dr. Galindo Molina, Profesor de la división de Ciencias Biológicas y de la Salud en la Universidad Autónoma Metropolitana- de una socialización del conocimiento sin precedentes y pautas culturales nuevas que nos permitan afrontar la confusión y los desafíos de los hallazgos científicos; esto es para sortear los peligros de las falacias morales y de los fundamentalismos.” terminó diciendo la Inmunóloga recalcando la última frase.

En ese momento intervino el Dr. Robinson Jefe del Departamento Clínico para pedir una moción de orden e indicar que el tiempo se había agotado y que además se requería nuestra presencia en los diferentes departamentos para la atención de los pacientes.

 El día siguiente lo dediqué completamente a descansar y cosa rara, no se presentó ninguna emergencia que requiriera de mis servicios; así que me metí en la red para buscar información científica, mientras Quiqui tocaba la guitarra y cantaba con su bien timbrada voz una canción festiva infantil; al mismo tiempo dentro de la bolsa de su camisa, el ratón “transgénico” parecía escucharlo moviendo constantemente sus blancos bigotes.

Encontré una información donde se criticaba al creador de Dolly y a su equipo científico por su cambio de postura, pues hacía dos años el Dr. Wilmut había declarado que le repugnaba la sola idea de practicar la transferencia nuclear humana, y ahora no sólo defendía la clonación de embriones humanos con fines terapéuticos, sino que también estaba dispuesto a llevarla a la práctica.

En una entrevista por la BBC televisión británica, declaró:

“Comprendo que para cierta gente resulta profundamente ofensivo y creo que es muy importante que sea la sociedad la que tome la decisión, pero yo personalmente estoy dispuesto a hacerlo para combatir enfermedades espantosas.” Dijo también que a la fecha mantiene negociaciones con la empresa estadounidense Geron Corporation quien financia varios proyectos de este tipo que comenzarán en breve.

En esta compañía también están los científicos Roger Pedersen y John Gearhart, de la Universidad de California en San Francisco y de la Universidad John Hopkins, sección Baltimore, respectivamente. Gearhart por su parte sostiene que no hay diferencia entre la clonación médica y la clonación reproductiva y que está dispuesto a ir más adelante que el Dr. Wilmut hasta clonar seres humanos; en una declaración a la prensa dijo:

“No veo que tiene de malo. Estoy seguro de que puede ser muy útil para las parejas con problemas de fertilidad.”

 Otra noticia que encontré en la red, fue la relacionada con el cambio en la percepción de los embriones humanos para la investigación, que se inició el año pasado refiriéndose a que, de los embriones se pueden aprovechar las células madre o blastocitos para la obtención de tejidos idénticos a los de la propia persona para reparar tejidos enfermos.

Así las cosas, la utilización de embriones humanos para la investigación, recibió hace unos días el importante aval del Presidente de los Estados Unidos, al desafiar Bill Clinton a la antecámara antilaborista y a la mayoría conservadora del Congreso diciendo que la investigación contará con el apoyo de los fondos federales.

Continúa la información textualmente:

“Los Institutos de Salud y la Comisión Asesora de Bioética estadounidenses, decidieron que este respaldo monetario no viola la ley vigente hasta 2002, la cual impide la investigación pública con embriones, considerado por dicha norma como un atentado contra la vida humana. Las células madre aisladas en el laboratorio, argumentan, no son embriones propiamente dichos, ya que son incapaces de generar un ser humano completo, y no están sujetos a las restrictivas normativas del Congreso.”

 La salvedad que permite sortear esta ley vigente, es el que las células madre no serán creadas en las investigaciones financiadas con dinero del Estado, sino que provendrán del sector privado, es decir, de las clínicas de fertilización in vitro o fertilización asistida, que tienen un sobrante de embriones. Y continuaba así:

 “La financiación del Gobierno de estos experimentos es la única vía para garantizar que las autoridades federales supervisen los hallazgos desarrollados en los laboratorios privados y universitarios.”

- Eso yo ya lo había vaticinado y sin tener bola de cristal  -dije para mi mismo- y continué pensando:

“Un renovado debate se va a venir encima, pero hoy hay más argumentos para defender el punto por los claros beneficios que tiende a ofrecer. Las promesas reales de la investigación ponen en cuestión el mantenimiento de esos principios que rechazaban el uso de embriones en aras del humanismo.”

Ya me imagino las opiniones de la gente común, algunas con criterio estrecho o fanatizadas dirán:

“Dudo que la clonación humana pueda salvar vidas y si lo hace ¿A que precio será? Eso es cometer pecado mortal, yo puedo vivir tranquilamente en este mundo sin recibir ninguna parte clonada.”

Otras personas indiferentes dirán:

“Antes la gente decía que los transplantes de órganos eran inmorales. Ahora es muy común, todo es cuestión de costumbre.”

Seguí navegando por la red y encontré una página web perteneciente al Consejo Estadounidense para una Genética Responsable, en la que naturalmente rechaza la clonación; leí algunos conceptos para mi emanados de mentes no muy preclaras como:

“El carácter fundamental de esta actividad es transformar a los humanos en mercancías.”

“...Y como las leyes prohíben la tortura, el trabajo infantil y otras formas de explotación humana, es tiempo de que la clonación humana sea prohibida.”

¿Acaso creerá esta gente que vamos a asistir a un supermercado a escoger un tejido o un órgano a la medida y a precio especial? ¿Que algún empleado en el mostrador nos dirá: pásele por acá estimado cliente aquí tenemos un corazón fresquecito y muy barato?

Creo que para la utilización de esta biotecnología faltan aún muchos años, falta terminar el mapa del genoma humano, falta dominar las células diferenciadas cuyos genes dan lugar a los diferentes componentes de nuestro cuerpo, falta difundir la cultura genética y cantidad de detalles más;  y ya éstas personas le están tirando pedradas al futuro; por eso es necesario trabajar en las células madre de los embriones, para ir avanzando en el desarrollo de esta parte de la Genética que algún día podrá salvar la vida de alguno de nuestros futuros familiares.

Se me antoja imaginariamente describir un caso de un pequeño paciente en el futuro:

A la consulta llevan a un niño al que después de muchos estudios se le diagnostica un mal hepático incurable y progresivo; el médico cirujano dice: necesita un alotransplante de hígado o la criatura morirá. El problema es que hay una enorme lista en espera de que alguien done su hígado al morir o por accidente, y eso todavía no garantiza que el órgano no vaya a ser rechazado con todo y los inmunosupresores; así que busca otra opción: un xenotransplante de hígado de cerdo transgénico podría resultar, aunque existe un 40 % de que pueda ser rechazado; queda una última opción: un autotransplante o sea un órgano homólogo....bien  ¿Qué hay que hacer?

Primero: transferir un núcleo de una célula somática del niño a un óvulo, o sea la clonación.

Segundo: llegar hasta la diferenciación de la célula hepática o hepatocito, y agregarle el gene del crecimiento y tal vez el gene encargado de fabricar arterias y venas.

Tercero: clonar de nuevo y transferir a un útero ya sea de un familiar o un útero prestado.

Luego habría que esperar tal vez menos de nueve meses, practicar una cesárea y obtener un hígado que sería genéticamente idéntico al del niño que necesita el transplante, sin riesgo de rechazo inmunológico.

Aunque suena monstruoso parir un órgano, el fin que se persigue es muy noble. ¿No lo haría usted por salvar a un hijo o un ser muy querido al que el destino ha sentenciado a muerte?... ¿Que no es ético ni moral? Es más antiético e inmoral secuestrar a un niño y venderlo para extraerle sus órganos y con ellos salvar la vida del propio.... ¿O no?

Así que el debate que se viene encima con estas noticias, es saber si la manipulación de células madre de embriones se ajusta a la ética de hoy; lo que se discuta mañana en torno a lo mismo, puede ser completamente distinto.

En conclusión podemos sacar, que la investigación desborda cada vez con más rapidez el debate ético.

Días más tarde me encontraba trabajando en mi propio laboratorio, cuando recibí la visita de un policía uniformado quien traía la encomienda de entregarme y acusar recibo, de un citatorio del Juzgado Segundo del Ramo Penal.

Con extrañeza abrí el sobre tamaño oficio, con sello del Poder Judicial del Estado en el que se me comunicaba textualmente:

 “Este Juzgado Segundo del Ramo Penal a través de la Dirección General de Servicios Periciales, Departamento de Química Legal de la Escuela de Policía, lo ha nombrado perito ayudante del Ministerio Público, como Auxiliar Titular de la Agencia Primera Investigadora en auxilio de la Agencia de Exhortos, para dictaminar en relación a la averiguación previa sobre legitimidad del infante Toledo Castro No. 650/99/Cd. Obregón Mesa I.

Se le concede el plazo de 72 horas que establece la ley para la diligencia judicial de aceptación del cargo, apercibido que de no comparecer, se procederá en los términos del artículo 42 del código de procedimientos penales. 8 de abril de 1999. Lic. José DaSilva.   Sello.”

 Sólo entonces asocié el hecho con el escándalo que traían los medios de comunicación en torno al caso de un recién nacido dado a luz en el Hospital Civil. La pareja Toledo Castro demandaba penalmente al Hospital Civil y a la pareja Rojas Ruiz por negligencia y robo de infante respectivamente, arguyendo que el niño que obraba en su poder había sido cambiado en la sala de cunas.

La opinión pública, sobre todo de las señoras era indiscutiblemente de alarma y acusaban al personal del Hospital de estar en contubernio con una bien organizada banda de traficantes satánicos de niños vivos que los cambiaban por niños muertos, para hacer sus ritos sacrílegos o venderlos como reservorios de órganos.

La señora de Toledo declaraba a la prensa que estaba segura que cuando nació su hijo, ella lo vio más bonito y hasta asegura que tenía ojos claros, tal y como el que tiene en su poder el matrimonio Rojas.

Por su parte el Director del Hospital declaraba que un cambio de infantes era imposible, pues al momento de nacer, se les ceñía inmediatamente un brazalete de identificación delante del médico que asistía el parto; que él avalaba la honestidad de su personal y que seguramente se trataba de una intriga perpetrada por sus enemigos políticos, para sacarlo de su limpia trayectoria de servidor publico.

En la calle frente a la entrada principal del Hospital, una multitud enardecida gritaba “mueras” al Director y frases a coro como: “El pueblo unido nunca será vencido”.

En grandes mantas desplegadas podía leerse: “Exigimos la renuncia del Director y del medicucho partero. Central Obrero Campesina” “Queremos seguridad para nuestros hijos. Unión de locatarios del Mercado Municipal” y otras que aprovechaban la oportunidad “Exigimos aumento de salarios. Confederación de Trabajadores de la República.” Las pancartas numerosas con leyendas como: “Mafia Médica”, “Abajo el Director”, “Director Corrupto”, “Médicos Robaniños”, etc. En fin un desquiciamiento público.

 La aceptación de mi cargo rezaba así:

“El compareciente en este acto acepta y protesta el cargo conferido por este Juzgado, haciendo del conocimiento del compareciente, que el dictamen para el cual fue designado versará sobre el siguiente punto UNICO:

Establecer por los medios científicos que su profesión le confiere, si al infante afecto a la causa lo ligan lazos de consanguinidad con la pareja demandante exp. 650/99 mesa No. I”

 Primero cité a través del Juzgado a la pareja Toledo-Castro y al niño que obraba en su poder y determiné los grupos sanguíneos:

Padre, fenotipo o tipo sanguíneo:    O

Madre,     “                      “             AB

Niño,       “         .             “              A

Luego a otra hora llegó la pareja Rojas-Ruiz y el niño objeto de la demanda. Sus fenotipos dieron estos resultados:

Padre, fenotipo o tipo sanguíneo:   O

Madre,     “                       “             A

Niño,        “                      “             O

El dictamen fue relativamente sencillo, porque desde que Landsteiner descubrió en 1902 los grupos sanguíneos determinó que genéticamente siguen estrictamente las leyes de la herencia de Mendel y este caso no era la excepción.

En mi reporte manifesté que el niño en poder de la pareja Rojas-Ruiz, no podía ser hijo genéticamente hablando de la pareja Toledo-Castro y que por lo tanto quedaba demostrada la no paternidad y la no maternidad de estos últimos; esto se informó de inmediato con gran despliegue publicitario, y también de inmediato recibí la reclamación de la pareja Toledo que me tildó de “Químico vendido.”

Lo problemático para mi fue explicar esto a mis alumnos de la Escuela de Policía, quienes tenían en su mayoría, una preparación académica hasta secundaria y, ya me estaban esperando con un sinnúmero de preguntas. En cuanto ocupé mi escritorio un alumno todavía con el periódico en la mano me solicitó que explicara cómo había sido el procedimiento en la investigación; cuando terminé de exponerlo, inmediatamente otro cadete preguntó:

- ¿Por qué si los dos padres tenían el fenotipo o grupo “O” el niño que heredó ese mismo grupo “O” no podía ser hijo de la pareja Toledo-Castro? -

Para contestar a este cuestionamiento, tuve que explicar lo más simplemente posible, el mecanismo de la herencia a la luz de los conocimientos actuales; tuve que dar a conocer que dicho mecanismo depende de los cromosomas, que estos se encuentran por pares en número de 46 dentro del núcleo de la célula, que cada par es idéntico al otro a excepción de los cromosomas sexuales (XX) (XY), que los cromosomas contienen ADN y que secuencias de ADN forman los miles de genes.

 - Ahora- dije más pausadamente pulsando el grado de captación del grupo.

“Cada gene tiene una función específica - en este caso el gene de los grupos sanguíneos – y una disposición característica; dentro del mismo gene hay alguna propiedad ligeramente distinta que se conoce con el nombre de alelo. Cada  ser  humano  recibe en  un par de cromosomas, un alelo en el gene dado por padre y otro alelo en el gene dado por la madre; estos alelos difieren en fuerza, el más fuerte puede enmascarar completa o parcialmente al más débil, por lo tanto es un alelo dominante y el otro un alelo recesivo, en el caso de los grupos sanguíneos, A y B son dominantes con respecto a O. En la especie humana se conocen tres alelos ABO que dan lugar a cuatro tipos sanguíneos: A, B, AB, O.

Cada espécimen humano tiene dos alelos de herencia uno del padre y otro de la madre a esto se le llama  Genotipo, si los alelos son iguales el individuo es homocigoto, si los alelos son diferentes es heterocigoto. En el siguiente esquema que dibujaré en el pizarrón, podrán comprender más claramente éste enredo genético.”

A medida que iba dibujando, iba también explicando:

                                        

- Las barras verticales representan pares de genes y los pequeños cuadros dentro de las barras representan los famosos alelos – dije para sazonar la plática.

“Todos nacemos con un par de alelos que nos proporcionaron tanto nuestro padre como nuestra madre. El primer par, el tercero y el quinto están formados por alelos iguales por lo tanto son homocigotos; en cambio el segundo par, el cuarto y el sexto están formados por alelos distintos por eso se llaman heterocigotos.”

Hice un pequeño compás de espera para enterarme si los alumnos estaban captando la explicación y continué:

“El primer par está formado por dos alelos O, por lo tanto su herencia genética o genotipo es OO y su fenotipo, llamado también grupo sanguíneo o tipo sanguíneo es O. El sexto par, está formado por dos alelos distintos, uno A y otro B, por lo tanto su genotipo es AB y su grupo sanguíneo es también AB.”

- Ahora  -dije animado,- este fue el caso motivo del dictamen pericial que tanto revuelo causó en la sociedad de esta población y que contesta la pregunta que hizo su compañero.

 “En la pareja Toledo-Castro la madre era del grupo AB y el padre del grupo O, ahora combinen ustedes en su cuaderno el primer par con el sexto par y díganme el resultado, considerando que el tipo A y el tipo B son alelos dominantes.”

En escasos segundos un cadete se levantó de su asiento y contestó:

- El niño puede tener únicamente el grupo A o el grupo B, pero nunca el grupo O - dijo orgullosamente el aprendiz de polizonte.

-¡Exacto! - contesté animado - o sea que pueden obtener ustedes el segundo o el cuarto pares, pero no el primer par -

 “En la otra pareja Rojas-Ruiz, la madre era del grupo A y el padre del grupo O, como la ruleta genética determinó que el niño naciera con el grupo del padre, díganme ustedes ¿cuál es el genotipo de los padres?”

Para este ejercicio no fue tan rápida la respuesta de los alumnos hasta que uno de ellos contestó atinadamente.

- Maestro - dijo con resolución: el padre es OO  grupo O, la madre es AO grupo A y el niño es OO o sea grupo O.

- Efectivamente - dije complacido - si ustedes combinan el primer par con el segundo par del esquema, obtendrán que el producto únicamente puede ser  A u O.

En este caso legal afortunadamente el infante heredó el fenotipo del padre O y pudo esclarecerse el enigma satisfactoriamente, pero si el azar genético se hubiera inclinado por el fenotipo de la madre, entonces hubiera sido imposible por este método dilucidar el misterio ya que los dos niños presentarían el grupo A, se hubiera hecho forzoso recurrir a una prueba mucho más exacta que es el estudio de ADN; por eso esta metodología únicamente es buena para casos como el presente y para demostrar la NO paternidad, pues dos individuos de un mismo tipo sanguíneo, podrían tener un hijo del mismo grupo sanguíneo con una mujer infiel.

Como ejercicio hagan ustedes todas las combinaciones con todos los pares de alelos y obtendrán la siguiente tabla:

                                                   

Independientemente del caso anterior y como una auto evaluación de lo aprendido en esta clase, contesten la siguiente pregunta que quedará de tarea: En el sistema ABO ¿Cuántos grupos sanguíneos, alelos, genes, fenotipos y genotipos están involucrados?

Di por terminada la clase y recordé: todavía me quedan los de preparatoria. Por el camino pensé, si en el matrimonio Toledo aún persiste la inquietante sombra de la duda, el niño crecerá estigmatizado por el resto de sus días.

Tiempo después en una ocasión, llegué a casa después de una sesión cena del Colegio de Químicos, y después de ver a mi diablito quien trataba inútilmente que Cuso, el ratón “transgénico” cruzara un precipicio mediante una delgada cuerda, fui a mi recámara donde Eva mi esposa miraba por televisión una vieja película. Tan embelesada estaba, que apenas se percató de mi presencia.

- ¿Qué ves? - le pregunté curioso -

-¡Sssh! - recibí por toda contestación.

Me acomodé divertido en mi lugar y concentré mi atención en la escena televisiva. Un personaje de largos bigotes y barba cerrada, le decía dramáticamente a una lánguida muchacha de rubios bucles en una típica estampa victoriana:

“ ...y por lo tanto, te exijo el divorcio, pues ni siquiera has sido capaz de darme un hijo varón que perpetúe la alcurnia de nuestro ilustre apellido.”

Con una risa casi inaudible, opté mejor por ir a ayudarle a Quiqui en su temeraria tarea.

Una vez que hubo terminado la película regresé a mi habitación, fue entonces cuando Eva me dijo:

- ¿De qué te reías hombre insensible?-

Esbozando una sonrisa le contesté:

- De que no cabe duda que la ignorancia fue y es causante de muchas injusticias en el pasado y en el presente.-

“Para arrojar luz sobre el tema, te diré que es el hombre y no la mujer quien determina el sexo del nuevo ser que se va a gestar, simplemente porque en los espermatozoides existen los cromosomas,  X (en número de uno) y Y (en número de uno); si un espermatozoide contiene el cromosoma X, el embrión será mujer, si contiene un Y el embrión será hombre. Así que esa actitud machista ancestral de algunos hombres se antoja ridícula por los cuatro puntos cardinales.

En la actualidad en una buena clínica de fertilidad, por unos $ 2,500 dólares, puedes escoger el sexo de tu hijo.”

-¡Qué interesante! yo no lo sabía -dijo Eva-¿Y cómo lo hacen?

“Bueno...mediante un equipo sofisticado que puede medir la densidad de los cromosomas sexuales y detectar diminutas diferencias de tamaño entre las dos clases de espermatozoides, ya que el cromosoma “Y” es más pequeño y los separa; luego se introducen a la cavidad uterina estos espermatozoides “Y”, y se obtiene en el 95 % de los casos, un embarazo con un producto masculino, o viceversa.”

- Eso es asombroso, pero me parece discriminatorio el hacer que un sexo sea más deseable que el otro - dijo Evangelina en actitud pensativa.

“Estoy de acuerdo contigo, no creo que la selección del sexo por razones sociales sea éticamente aceptable, salvo en el caso de enfermedades hereditarias vinculadas al sexo, como la hemofilia o la distrofia muscular, aunque podría condescender un poco con aquellas parejas que han tenido tres o cuatro mujercitas y desean con ansia el advenimiento de un varoncito o viceversa.”

- Sí, pero es abominable que los niños se conviertan en mercancías - expresó Eva con justificada indignación.

- Tienes razón, el tema es polémico y ya hay un grupo religioso pro vida que ha levantado la voz para decir en forma exagerada: -

 “Tener un hijo será como comprar un carro nuevo, en lugar de recibirlo sin condiciones, los padres podrán elegir la marca y el modelo, así como la fecha de entrega.”

 - Sin embargo esta tecnología está siendo muy bien aceptada por parejas de origen asiático, - dije calmadamente - donde por razones religiosas y económico hereditarias, se otorga gran importancia a los hijos varones; estas personas arguyen que poseen razones genuinas para elegir el sexo de sus hijos.

- Yo personalmente pienso que deberíamos desalentar estas ideas, en lugar de reforzarlas mediante la ciencia.-

- Si ya se puede escoger el sexo de los bebés y modificar los genes de enfermedades hereditarias,-dijo Eva- entonces luego van a querer modificar los genes de la inteligencia y de la belleza, como el color de los ojos y el color del pelo y otras características.-

- Eso no será posible por el momento,- me apresuré a manifestar- “porque todos esos aspectos son controlados no por un solo gene en particular sino por un complejo de genes interrelacionados entre si. ”

“Lo que sí podrá ser posible a mediados del siglo 21, será la creación del “nuevo hombre” más evolucionado, libre de enfermedades genéticas, incluido el cáncer, con la adición a su genoma del nuevo cromosoma artificial, con cientos de genes de características optimas, incluyendo genes humanos y animales para una inteligencia general y selectiva, una agudeza visual y auditiva como las mejores de los representantes del reino animal, y muchas más.”  

- Eso suena absolutamente fantástico y me da escalofrío- expresó Eva frotándose repetidamente los antebrazos -

Qué más fantástico que la clonación y ya es una realidad,- me apresuré a decir y continué: 

“La construcción del cromosoma artificial, no es más que un seguimiento de lo que hace la misma naturaleza, se colocan bloques básicos de ADN con el ADN que contiene los genes óptimos que se han seleccionado, luego se colocan en la célula, la cual hilvana el ADN formando el cromosoma humano artificial; después podemos tomar todo el cromosoma y regresarlo al interior del embrión aumentando el genoma para crear el hombre del futuro, quien transmitirá genéticamente sus ventajas a su descendencia. Claro que primero tendrá que experimentarse ampliamente en monos antropoides los cuales comparten con el ser humano el 99 % de su ADN, únicamente unos 5,000 genes de diferencia de un total de 100,000 aproximadamente.”     

- Entonces, esto quiere decir que por diferencias genéticas la humanidad ¿podría dividirse en dos razas diferentes? - cuestionó Eva alarmada-

No exactamente - contesté de inmediato -

“aunque al principio el alto precio de esta tecnología de la ingeniería genética sólo estaría al alcance de la clase adinerada, con el tiempo y mejor tecnología, se podría reducir considerablemente su costo y permitir su acceso al grueso de la población; además los hombres y mujeres habilitados con estas ventajas, seguirían cruzándose con sus congéneres habilitados y no habilitados, transmitiéndoles sus genes por los métodos conocidos, hasta alcanzar un índice eugenésico estándar mundial.” 

Todo esto es increíble y parece de ciencia ficción- dijo mi esposa y continuó:-

“El problema que veo con esta tecnología, haciendo a un lado los genes que podríamos considerar triviales, es la desventaja para aquellos niños cuyos padres no puedan costearla, entonces la parte inferior de la sociedad se quedará en el lugar donde pululan todos los genes enfermos, ahora la pregunta es ¿A quién o a quienes les importarán estas enfermedades que flotan en torno a la clase menesterosa?”

“Bueno...la mayoría de los científicos están de acuerdo en que el fin médico es el único empleo legítimo de esta técnica de diagnóstico de pre implantación genética; los gobiernos presionados por la sociedad, tendrán que incluir forzosamente en sus programas nacionales de salud esta tecnología tal y como se hace en la prevención de las enfermedades infecto contagiosas.

El avance de la Ciencia Genética es como un enorme torrente encauzado, pero que no habrá dique que lo detenga; el reto es concienciar al público del advenimiento del nuevo hombre que deberá crecer bajo sólidas bases morales, con una magnífica educación laica alejado de la mojigatería contaminante. Será como escalar muchos peldaños más en el curso evolutivo de la vida”..dije terminando mi explicación emitiendo un sonoro y prolongado bostezo.

 Fui uno de los comisionados de mi Colegio de Químicos, para representarlo ante el Congreso de la Federación Médica - que ese año se convertía en sede en nuestra ciudad - y por lo tanto, responsable junto con mi Asociación de organizar y presentar el programa científico atractivo para el resto de los colegas del Estado.

Me encomendaron estructurar los temas relacionados con la Genética, para lo cual me puse en contacto con mis profesores y colegas para que me ayudaran a buscar los más idóneos y calificados expositores; del laboratorio de Terapia Génica de la Unidad de Ginecología me pusieron en contacto con el genetista Dr. Albert M. Wisnlowski del “Institute for basic research in developmental disabilities of New York,” quien estaría días antes de la fecha de nuestro evento científico en un congreso mundial en la ciudad de México.

Por buena suerte aceptó aprovechando su regreso a New York  haciendo escala en nuestra ciudad; el tema escogido fue:

Aplicación de la Genética Clásica y Molecular en el estudio de la Trisomía del Cromosoma 21, y naturalmente los encargados del Congreso Médico lo aprovecharon con el tema Síndrome de Down y Alzheimer y en una mesa redonda sobre Ética y Enfermedades Genéticas, donde expondría junto con otros reconocidos ponentes: Terapias Génicas, Diagnóstico Prenatal  y Esterilización.

El otro investigador científico que pude contactar e invitar personalmente en la Universidad de Arizona, fue el reconocido a nivel mundial, Dr. George W. Epstein, titular de los laboratorios de Genética del Hospital Universitario, el cual aceptó amablemente participar en nuestro evento con el tema:

Futuro de la Investigación Genética en la Patogénesis Cromosómica.

El resto de nuestro congreso estuvo conformado por temas de diversas ramas de nuestra profesión como la Inmunología con el tema Biología Molecular aplicada al estudio de alergenos por A.M. Burks Doctorado en Ciencias de la ciudad de México.

Zonia Elena Campoamor, con Maestría en Ciencias del Instituto Nacional de Pediatría, fue invitada a participar en el simposium llamado “Perspectivas Terapéuticas en Diabetes Mellitus para el siguiente milenio,” con el tema Nuevas insulinas, otras hormonas y péptidos en el tratamiento actual y futuro.

Las demás disciplinas cubrieron temas de Bioquímica, Microbiología, Química Clínica y trabajos libres. En este último rubro yo me inscribí para presentar un trabajo de investigación que estaba llevando a cabo sobre cultivo de células cancerosas.

Después de arduo trabajo organizativo, los Congresos de la Federación Médica del Estado, se llevaron a cabo en las instalaciones del Instituto Tecnológico de Obregón (ITO), en sus confortables aulas y auditorios equipados con magnífico equipo audiovisual y traducción simultánea; fue un verdadero banquete de conocimientos gracias a la calidad de los ponentes y los temas escogidos, un éxito total en lo científico y en lo social.

Por supuesto yo hice mi menú científico personalizado, escogiendo los temas que más me interesaron mayormente la Genética.

También llegó mi turno de presentar mi trabajo, casualmente en la misma aula donde impartía mi cátedra de Química Orgánica.

Con tiempo suficiente preparé mis diapositivas, notas y gráficas para hacer una exposición ágil y ordenada; empezaron a ocupar sus asientos muchos colegas de todo el Estado, algunos viejos conocidos, muchos médicos interesados en el tema entre ellos mi amigo el Dr. Hollman, quien tomaba participación activa en el programa científico de los médicos; el Dr. Noris, el Dr. Ricaud y el resto de los lugares fueron ocupados por mis alumnos inclinados al estudio de las Ciencias Químicas y Biológicas. La mejor y más agradable sorpresa que recibí, fue cuando ocupó un asiento el Dr. Epstein autoridad mundial en Biogenética a quien agradecí su fina cortesía.

Empecé mi disertación de esta manera:

“La investigación que hoy presento a la consideración de ustedes es el resultado preliminar de un trabajo destinado a encontrar un buen inhibidor o bloqueador de la enzima telomerasa en células cancerosas.

Durante nuestra vida todas las células en general, se dividen y multiplican reemplazando células viejas y dañadas por otras nuevas, pero existe un ciclo de vida preprogramado de aproximadamente 100 divisiones para cada célula, al cabo de las cuales  mueren, motivando que el ser viviente no pueda ya autorepararse y se produzcan las indeseables enfermedades de la vejez  como la artritis y los problemas cardiacos.

¿Cuál es esa proteína o substancia inhibidora que ordena que cese la vida de la célula?

La evolución ha diseñado el cuerpo de los seres vivientes para estar en optimas condiciones  solamente durante los años plenos para la reproducción, cuando esta termina, acaba también nuestra tarea biológica, viene el deterioro y la muerte. Pero el envejecimiento de la célula y por ende del cuerpo en general, no es exclusivo de la acumulación de años; existe una rara enfermedad, un desorden genético llamado Progerie, donde el proceso de envejecimiento en niños se acelera de manera misteriosa y fatal, no es pues, un desgaste natural. ¿Cual es la explicación?

Dentro de cada célula de los seres vivos, al final de los cromosomas hay una parte de ADN llamada Telómero, que impide al ADN desgastarse mientras se divide, pero cada vez que una célula se divide el telómero se acorta hasta llegar a una longitud crítica que provoca que la siguiente vez que la célula intente dividirse, el telómero ya no puede proteger el desgaste del ADN y entonces la célula muere; es lo que sucede con la Progerie.

Hemos observado mediante visualización de los cromosomas que las células jóvenes tienen telómeros largos mientras que la células viejas tienen telómeros cortos. Existe una enzima llamada Telomerasa, que de manera asombrosa, cuando está presente dentro la célula, ésta puede reconstruir los telómeros, solo que pre programadamente desaparece en las células adultas, únicamente la conservan las células adultas como el espermatozoide, el óvulo y las células del feto en desarrollo.

El Biólogo Robert Weinberg, del Instituto de Investigaciones Biomédicas Whitehead del MIT en Cambridge cerca de Boston, encontró la manera de hacer que las células adultas produjeran de nuevo la enzima telomerasa.

Aislaron el gene encargado de elaborar la enzima, mediante el analizador génico, sometiendo el núcleo de células a fracciones por medio de otras enzimas para cortar en sitios específicos como si fueran tijeras químicas y luego las separaron por electroforesis, así recuperaron el gene y crearon copias del mismo mediante cultivo; luego en tubo de ensayo, pusieron en contacto los genes productores de telomerasa con células dérmicas viejas; tras 24 horas de incubación, analizaron las células viejas mediante corrimiento cromatográfico en placa y encontraron que el gene productor de telomerasa se había integrado al núcleo de las células viejas.

Fue la primera vez que se pudo detener el envejecimiento celular, haciendo que la célula adulta actuara nuevamente como célula joven, pues mientras las células viejas se reproducían por división unas 90 veces y luego morían, en contraste las células tratadas continuaron dividiéndose una y otra vez y algunas superaron hasta seis veces su ciclo normal de vida y se han comportado tan eficazmente, que prácticamente pueden ya considerarse como inmortales.”

Detuve mi plática momentáneamente para tomar un respiro y luego continué:

“Dentro del cuerpo de los seres vivos, sean humanos, animales o plantas, esta proliferación exacerbada de células inmortales que no cesan de dividirse, forman los tumores cancerosos.

En mi trabajo de investigación al contrario de los científicos de Cambridge, ensayo algunos inhibidores químicos y biológicos que puedan bloquear la producción de la enzima telomerasa para lograr que se detenga la división celular y termine provocando la muerte de las células malignas.”

Material y Método.

“El material empleado para el desarrollo de mi trabajo fueron células de tejido tumoral especialmente de teratocarcinoma -del que tengo gran resentimiento, pensé para mi- por su gran agresividad y fácil reproducción; como testigo, células de tejido prepucial obtenido como producto de circuncisiones; la metodología, cultivo de células por incubación en medios de cultivo usados en citogenética normales o enriquecidos.

En la siguiente proyección, se pueden observar las tablas de las diferentes clases de inhibidores de enzimas empleados, la dilución de las células cancerosas en tubo, la concentración del inhibidor en unidades internacionales y el porcentaje de efectividad.

El más prometedor de estos bloqueadores bioquímicos para la telomerasa, a una concentración de 15 U.I., parece ser una substancia parecida al inhibidor de la enzima transcriptasa (EIT) con una efectividad del 80 % para matar células malignas cuando están a una dilución de 1:10 in vitro.”

Hice una pausa mientras pasaba las siguientes transparencias y continué:

“Los inhibidores químicos también presentan buenos resultados, sólo que podrían ser más tóxicos dentro del cuerpo, a no ser que pudieran utilizarse directamente sobre el tumor cuando éste fuera de fácil acceso, se evitarían de este modo los terribles efectos secundarios de la quimio y radioterapia.

En síntesis, esta es la primera parte de mi investigación. Falta ensayar otras substancias, seleccionar las más efectivas y entender el mecanismo de bloqueo a nivel cito molecular, para pasar después a la siguiente fase que es la experimentación en animales de laboratorio, me queda todavía un largo camino. Si tienen alguna pregunta, trataré de contestarla lo mejor posible.”

- Yo tengo una pregunta - dijo un médico dedicado a la oncología: “Observé en la tabla número dos que la EIT tuvo una efectividad del 80 % y la EIP solo del 60 %, en cambio frente a las células testigo la EIP tuvo una efectividad del 81 % y la EIT solo de 95 % ¿A que se deben éstas diferencias?”

“Bien....esto se explica por la diferencia de los pesos moleculares de las dos substancias y por la permeabilidad de las membranas celulares. La membrana de una célula maligna es menos permeable frente a substancias de más alto peso molecular.”

- Gracias- asintió el médico oncólogo, satisfecho.

Cuando vi que el Dr. George Epstein levantaba la mano para pedir la palabra, se me erizó el vello de la piel pensando en que me iba a poner en un serio aprieto.

- Dígame Dr. Epstein - accedí preocupado.

- ¿Has pensado en lo posibilidad de modificar la estructura molecular de la telomerasa para variar sus propiedades?- preguntó el Genetista en un español más o menos aceptable.

- Francamente sí - contesté animado, - pero desgraciadamente carezco del equipo necesario, por eso estoy usando inhibidores estructuralmente parecidos, prácticamente estoy buscando una llave parecida a la llave que abre la chapa.-

 Hubo otras preguntas de fácil contestación y al final di las gracias y recibí la aprobación y la felicitación de todos los asistentes.

 En grupo, los congresistas nos dirigimos al sitio donde se serviría la comida dentro del mismo campus del Tecnológico; yo acompañé al Dr. Epstein mientras comentábamos sobre diferentes tópicos científicos. En el comedor, después de un sabroso aperitivo, en compañía de los demás colegas, el Dr. Epstein me dijo:

“Me pareció interesante tu trabajo científico, me gustaría que formaras parte de nuestro equipo de trabajo en el Hospital Universitario; allí tendrías todo lo necesario para desarrollar tus investigaciones o ayudarnos en las nuestras, buena remuneración económica y hasta podrías obtener una maestría o un doctorado.¿Qué te parece?”

“Me parece -contesté ruborizado y sin pensarlo mucho- que es una oportunidad de oro y que sería un grave error dejarla escapar. Le agradezco profundamente la confianza que deposita en mi; sólo le pido que me de un poco de tiempo para ordenar mis cosas e inmediatamente después tendré el placer de trabajar con usted.”

- Es un trato- dijo el Dr. Epstein estrechándome la mano.

 Llegué a casa muy motivado y entusiasmado como un chiquillo y le platiqué a mi esposa quien luego se contagió de mi entusiasmo.

Había que hacer multitud de cosas antes de dejar mi cargo: consolidar en mi puesto a Irma mi colega quien afortunadamente me ayudaba en el desempeño de mi trabajo en el laboratorio de citogenética y estaba al tanto de su manejo, heredarla de mis actividades académicas de las que ya conocía por haberme sustituido durante mi estancia en el Centro Médico en México, vender los enseres de la casa, pues no tenía objeto cargar con ellos hasta la frontera donde nos ubicaríamos temporalmente en casa de mi madre, transportar mi laboratorio privado y miles de cosas más, pero bien valía la pena el esfuerzo.

El resto del año fue de una intensa actividad y llegado el momento presenté mi renuncia a las autoridades del Instituto, quienes ya estaban enteradas de mi decisión y comprendían y avalaban mi deseo legítimo de superación personal y científica, llegando incluso a desearme éxito en mi nueva etapa que estaba a punto de comenzar.

 Tuvimos muchas despedidas tan alegres como tristes, en todas ellas nos vertieron cantidades inmensas de óptimos deseos de buena fortuna, de salud y prosperidad, y en no pocas ocasiones no pude desatar el nudo en mi garganta, al sentir que dejábamos atrás a tantos y tan buenos amigos que nos ayudaron en nuestras épocas más difíciles; por lo que guardo de ellos un hermoso recuerdo y un profundo agradecimiento.