CAPITULO XI
GESTA HEROICA 27 DE AGOSTO DE 1918
De este incidente Internacional ya se esperaba su desenlace. Desde hacía tiempo las autoridades migratorias y aduanales de los Estados Unidos venían causando a nuestros connacionales un rosario de vejaciones y humillaciones que no hacían más que arrojar leña a una caldera a punto de estallar.
Los norteamericanos de aquel entonces con su petulante arrogancia, su prepotencia y su infinito desprecio hacia nuestra raza, hicieron que se originara el derramamiento de sangre que caracterizó la jornada del 27 de Agosto.
Cabe decir, que los dos Nogales pueblos hermanos, no fueron los que se enfrentaron en esta infausta ocasión, ya que a los dos pueblos los unían (y los unen) vínculos de sangre, de cultura, de ideosincracia, de amistad y de cariño; sino el anglo-sajón que siempre ha querido borrarnos de la geografia de América.
En esa fecha yo vivía por la antigua calle Camou (hoy Internacional) y eran aproximadamente las 4:00 P.M., hora de ir por el sabroso pan recién horneado a la "Panadería Niebla", cuando escuchamos las primeras detonaciones de armas de fuego.
Mi abuela con toda precaución nos hizo tendernos en el piso al tiempo que se preguntaba qué estaba sucediendo.
Después nos informaron que se había suscitado un incidente en la garita Internacional, cuando un guardia norteamericano le había disparado a un ciudadano mexicano de nombre Zeferino Gil Lamadrid de oficio carpintero cuando cruzaba hacia Nogales Sonora.
En realidad, el guardia hizo disparos de advertencia para obligar a Zeferino a obedecer sus órdenes de detenerse para inspección, cosa que el mexicano no acató por tener atrofiado el sentido del oído aunque no totalmente.
Viendo esto desde la garita mexicana el celador Francisco Gallegos que se encontraba de guardia y creyendo muerto a nuestro compatriota, abrió fuego con su pistola dando muerte al guardia norteamericano.
Se armó la balacera y de inmediato se llamó a los soldados norteamericanos cuyo destacamento estaba emplazado por la calle Western cerca del panteón; empezaron a disparar y a tomar posiciones invadiendo nuestra ciudad por las calles Elías, Camou y los callejones Sandoval y del Cerro.
Por su parte los mexicanos encabezados por los celadores de la Aduana contestaron el fuego; muchos ciudadanos corrían a la cárcel municipal en su actual ubicación a proveerse de armas encontrándose con que eran escasas y las que había no tenían parque, y el parque que había no le servía a las armas disponibles.
El Presidente Municipal Don Félix Peñaloza Buenrostro, salió desesperado de la Presidencia Municipal que estaba ubicada donde actualmente está el Correo, con el fin de llamar a la cordura y con pañuelo blanco en su mano atravesó los rieles cayendo abatido por una bala en la calle Colón (Ruiz Cortines norte) casi enfrente de lo que hoy es la Agencia Aduanal de Don Alvaro Corella.
Nos permitimos insertar dos testimonios de personas que estuvieron directamente involucradas en el momento del suceso:
"El 27 de Agosto de 1918 siendo las 2:30 P M. aproximadamente y cuando el fuego principiaba entre los norteamericanos y nuestros compatriotas, vi dirigirse al Sr. Félix B. Peñaloza, Presidente Municipal en esa fecha, a un grupo de C.C. que estaban resguardándose del fuego en la esquina de la Agencia Aduanal de los Sres. Corella y Gómez; diciendo les que no hicieran fuego, a lo cual contestaron ellos que no tenían armas con que hacerlo; (viéndose con ese acto del Sr. Peñaloza que a pesar de no llevar arma ninguna, con toda sangre fría y entereza trataba de evitar el conflicto) Acto continuo dio media vuelta y al atravesar la bocacalle se quedó un instante parado para cerciorarse de donde se oían las detonaciones siendo entonces cuando recibió el balazo que desgraciadamente le ocasionó la muerte. En seguida fue conducido a la "Botica Central" por los Sres. Ramírez, Navarro y otro en donde fue atendido por el Sr. Dr. Fernando E. Priego. El que hace la presente declaración era en esa época empleado de la citada Botica Central y por esta circunstancia se dio cuenta de lo expuesto. Constitución y Reforma. Nogales, Sonora, Octubre 7 de 1919. Rodolfo O. Garavito."
El segundo testimonio corresponde al Médico que atendió al Alcalde: "El suscrito hace  constar por medio de la presente que el día 27 de Agosto de 1918 se encontraba en la Botica Central en la calle del Ferrocarril frente a la estación de esta población como a las 2:30 PM. cuando por motivos que son de sobra conocidos se entabló un tiroteo entre celadores del resguardo fronterizo y paisano por un lado y soldados americanos por otro. Pocos momentos después de iniciado el fuego caía mortalmente herido el Sr. Félix B. Peñaloza, quien queriendo evitar a todo trance la continuación del tiroteo no vaciló en exponerse a una muerte segura; pero en su calidad de Presidente Municipal creyó cumplir con su deber según él mismo me lo manifestó cuando ya estaba herido.
Conducido  a  la  botica,  le   presté  los  primeros  auxilios  médicos,  pero  la  herida  era  sumamente  grave  por  lo que  no  tardó  más  de  media  hora  falleciendo  de  hemorragia  interna.   En  mi  concepto  el  acto  del  Sr.  Félix  Peñaloza  aparte  de  heroico  fue  más  bien  patriótico  porque  quiso  evitar  a  la patria un conflicto internacional y como autoridad estaba en su deber hacerlo, por lo que murió en el cumplimiento de su deber. Nogales, Sonora, 8 de Octubre de l919. Dr. Fernado E. Priego"
Continuando con el relato, los mexicanos se hicieron fuertes en el cerro a la entrada de la "Cañada de los Locos" (Buenos Aires).
Hicieron  retroceder  a  los  soldados  norteamericanos  por  el callejón Sandoval, soldados  que estaban formados casi en su totalidad por negros del Fuerte Huachuca.
En ese momento, el día 27, únicamente había una pequeña cantidad de soldados mexicanos al mando del Capitán Adalberto Abasolo quienes no intervinieron por no complicar  más las cosas.
Algunas mujeres se juntaron y formaron la "Cruz Roja" las cuales recogían heridos que después trasladaban a la Clínica Hospital del Dr. Fernando E. Priego, por la calle Ingenieros a un costado del Edificio del Estado, donde hoy está ubicada una agencia de Bebidas Refrescantes de Nogales. Algunas de estas mujeres perecieron en cumplimiento de tan noble labor.
El protagonista principal que desencadenó este desgraciado acontecimiento, Zeferino Gil Lamadrid, salió ileso y murió al ser aplastado por una pared aproximadamente en 1940 cuando la construcción del Edificio Paricutín de los hermanos Arriola.
Esto fue a grandes rasgos lo que sucedió en ese infausto fin del mes de agosto de 1918.
Diez años después a mediados del mes de octubre de 1928 cuando yo trabajaba como conserje en el Consulado Mexicano en Nogales Arizona, el cual estaba ubicado en un segundo piso de un edificio frente a la tienda Penney Co., el Cónsul Ismael Moreno Vázquez me ordenó que incinerara el archivo del Consulado incluyendo hasta el año de 1918, arguyendo que no debía existir archivo de más  de diez años.
Procedí conforme lo ordenado, pero como siempre me ha gustado escudriñar entre los documentos antiguos, encontré el expediente que contenía la copia del informe oficial que con fecha 28 de agosto de 1918, rindió el entonces Cónsul de México en Nogales Arizona, el señor José Garza Zertuche a la Secretaría de Relaciones Exteriores con motivo del conflicto Internacional acaecido en esta frontera.
El documento que obra en mi poder consta de seis páginas de las cuales conservo cinco faltando la primera, la cual fue extraviada   cuando facilité este documento al periodista José Pomposo Salazar.
Como leí tantas veces este documento puedo acordarme del contenido de la primera página que más o menos expresaba que desde hacía tiempo se esperaba un conflicto con las autoridades de la frontera con los Estados Unidos, porque constantemente se recibían quejas de ciudadanos mexicanos en contra de celadores y empleados de migración norteamericanos, por malos tratos, vejaciones y discriminación racial; que en 1917 en el "Puente Bonillas" situado en las calles Pesqueira e Internacional, habían sido asesinados por un guardia norteamericano el celador mexicano Francisco Mercado Platas y también el joven Gerardo Pesqueira, hermano del ex Gobernador Ignacio L. Pesqueira al tratar de cruzar hacia los Estados Unidos por el puente Bonillas. 
Estaba escrito también en la primera página que los anglo-sajones tenían recelo hacia los mexicanos pues su Gobierno había interceptado un documento del Ministro alemán de Relaciones Exteriores señor Alfred Simmerman, en el que prometía al Gobierno de Don Venustiano Carranza la devolución de todo el territorio mexicano adjudicado por los Estados Unidos si se aliaba con Alemania en la guerra en que estaban enfrascados (Primera Guerra Mundial).
También informaba el Cónsul en la primera página que el día 27 de Agosto de 1918 como a las 4:00 P.M. al oir los primeros disparos salió del Consulado para investigar qué estaba sucediendo en la línea Internacional, pero que en unos cuantos segundos el tiroteo era tan intenso que tuvo que regresarse al Consulado para procurar información vía telefónica. Logró comunicarse con el Cónsul norteamericano el señor R.H. Lawton y estudiaron la forma de convencer a los involucrados en el conflicto para poner un cese al fuego; seguidamente se comunicó con el Capitán Abasolo quien estaba encargado de la Guarnición de la Plaza y quien tenía bajo su mando un pelotón de soldados (11 hombres). El Cónsul Garza Zertuche tuvo conferencia telefónica con el General Cabell el cual se encontraba en la ciudad de Douglas, Arizona, y todos en conjunto lograron establecer un convenio para la suspensión del fuego a ambos lados de la frontera; a las 6:30 horas P.M. se izaron en los edificios públicos las banderas blancas.
Y aquí empieza la trascripción exacta de las páginas dos a la seis del documento en cuestión.
   "Al dar esta hora el compromiso se cumplía por parte de las autoridades mexicanas, no así por parte de las anglo-americanas que se sujetaron a ordenar toques de clarín de "cese el fuego", esto no obstante los esfuerzos de mi parte  porque de este  lado se respetara el convenio. 
A partir de este momento el rigor del combate fue decreciendo, continuando con ligeras intermitencias hasta las 7:30 P.M. en que se escucharon las últimas detonaciones.
A las 6:30 A.M. se citó a una conferencia en el "Puente Bonillas" a la que concurrieron los Jefes de las Guarniciones de los dos Nogales pactándose entre ellos un armisticio de doce horas mientras se informaba debidamente a los Gobiernos de los dos Países y venía un entendimiento a solucionar el conflicto.
En esta conferencia se acordó también clausurar el puerto por el mismo espacio de tiempo que durara en armisticio y quedando únicamente para el paso del Cónsul Anglo-americano en Nogales Sonora, Sr. R.H. Lawton y del que suscribe.
Durante la noche del 27 imperó completa calma en la línea, observándose solamente el arribo a esta plaza de grandes contingentes de tropas anglo-americanas. Y a las tres de la mañana del día 28 un oficial del ejército de este país, que acababa de llegar procedente de Douglas Arizona el Gral. Cabell Jefe del Distrito Militar del Estado quien deseaba tener  inmediatamente una conferencia con el Comandante Militar de la Plaza de Nogales Sonora, procedí a ponerme en contacto con el Capitán  Abasolo  y  a  las  3:50  A. M.,  tuvo  lugar  la  junta  de  los  dos  militares  en  las  oficinas de este Consulado, que se concretaron a que el convenio pactado  la  víspera  continuara  en  vigor  hasta  tanto  no llegara a la frontera el General Calles y se efectuara otra entrevista entre las dos altas autoridades militares. 
Por la vía telegráfica comuniqué al General Calles, que en esos momentos venía por Magdalena Sonora, y el que también por vía telegráfica me comunicó lo que enseguida transcribo: 
"Sr. José Garza Zertuche, Cónsul de México en Nogales Arizona.- Suplico a Ud. hacer presente al Sr. General Cabell, que siento mucho incidente habido ayer, que se han dado instrucciones al Jefe de la Guarnición en Nogales, Sonora, Capitán Abasolo para que por ningún concepto se repita el incidente y el orden permanezca inalterable. Comunique al Sr. Cabell que inmediatamente que el Sr. Presidente de la República tuvo conocimiento de estos sucesos me dio instrucciones de salir a Nogales para tratar este asunto convenientemente, y espero llegar entre nueve y diez de la mañana, en mi concepto lo acontecido no es motivo para que haya alteración en las magníficas relaciones que existen entre los dos países, dado que sus Gobiernos no han tenido ninguna intención en estos sucesos. El Gobernador del Estado. Plutarco Elías Calles”
Acto continuo dirigí al General Cabell un oficio comunicándole el contenido del mensaje inserto, y al entregárselo, en propia mano, me expresó sus deseos de que inmediatamente después de que el General Calles arribara tuviera lugar una entrevista de que se tratara en la junta anterior. Y comprendiendo yo que era de todo punto interesante el que el General Calles estuviera posesionado de todos los pormenores del incidente antes de su llegada, salí en automóvil a encontrarlo hasta la estación "Encinas" en donde abordé su tren y en el trayecto le di toda la información que el caso requería. El General Calles me dirigió la conveniencia de procurar que el General Cabell diera a la conferencia un carácter enteramente local, y que juzgaba prudente, a fin de calmar los ánimos, todavía sumamente exaltados, que se abriera al servicio público el puerto y que la conferencia tuviera lugar a las tres de la tarde. Entrevisté al General Cabell conviniendo con el que la conferencia tendría lugar a la hora señalada a efecto de que al mismo tiempo se abriera la puerta para el tráfico público. A la hora convenida el General Cabell acompañado del Jefe de su Estado Mayor, el Cónsul Sr. Lawton y de un ayudante, llegó al lugar de la cita, y por el lado mexicano al mismo tiempo llegó el General Calles acompañado del Coronel Manuel Mendoza, del Capitán Abasolo, del Juez de Distrito en Nogales Sonora, y del que suscribe, la plática se concretó a una exposición de los hechos ocurridos quedando en pie e impreciso el punto relativo al origen de la lucha, porque mientras que los informes que llegaron a conocimiento del General anglo-americano Cabell se hacían afirmar que el primer disparo procedió del lado mexicano, los rendidos al General Calles habían a éste asegurado que fue del lado anglo-americano y sobre este punto se acordó que las autoridades competentes hicieran las investigaciones necesarias hasta el completo esclarecimiento de la verdad, gestiones sean hechas por los Cónsules de ambos Nogales, ya que ellos por sus condiciones están en posibilidad de compenetrarse mejor de las exigencias para una sana armonía y conjurar posteriores dificultades.                                                                                                                                                                             
Una de las medidas de la mayor importancia tomada por ambos Generales para evitar una nueva explosión de los ánimos, no del todo calmados, fue en el sentido de dictar órdenes terminantes y severísimas para que por ningún motivo fuera disparado un solo cartucho que cruzara las fronteras de las hermanas Nogales, y en tal sentido el General Calles en Nogales Sonora, tomó las providencias conducentes para tal fin, haciendo por su parte el General Cabell igual cosa en Nogales Arizona. Al terminarse la conferencia, el puerto fue abierto al tráfico acostumbrado renaciendo con esto la calma normal reanudándose las relaciones comerciales entre ambos pueblos. La conferencia dio final, retirándose los Generales con la seguridad de que los esfuerzos se redoblarían, con el fin de poner punto final al incidente esperándose que así sucedería puesto que toda la tarde transcurrió en completa calma.
Ese mismo día 28 a las diez de la noche y entre los garitones aduanales del lado mexicano números 6 y 7 se inició un nuevo tiroteo. En el acto procedí a comunicarme con las comandancias militares de los dos Nogales y mientras del lado mexicano se informaba que el principio del fuego procedió del lado anglo-americano, el cuartel general de este lado informaba que el principio del fuego había procedido del lado mexicano, de donde se hicieron cuarenta disparos que fueron contestados con diez y ocho de ametralladora, y esto con el objeto de proteger a los que iban a recoger un herido causado por las balas procedentes del lado mexicano. El General en persona se trasladó al lugar donde estos disparos habían sido hechos encontrándose con que en el sitio no había un solo soldado de la Guarnición, y que los celadores de estos garitones tampoco habían disparado y si dejado sus armas ocurriendo a la Comandancia Militar a informar de este tiroteo y por ese rumbo fue informado el General Calles de que cuando había ocurrido el tiroteo se vio a dos hombres cruzar la línea divisoria internándose a los Estados Unidos, y que algunos de los disparos habían salido de las casas de las inmediaciones.
El General ordenó que violentamente se hiciera un minucioso registro en el caserío adyacente al lugar de los sucesos, porque era de sospecharse que enemigos del Gobierno de México, bien que se hubieran cruzado de los Estados Unidos, o bien que intentaran a nuestro país a un nuevo conflicto, habían iniciado el tiroteo. Controladas todas las tropas de la Guarnición y dictadas nuevamente severísimas órdenes se logró dominar la situación conjurándose una vez más el peligro. La calma reinó durante toda la noche y sólo a las 6:30 A.M. del día 29 un disparo hecho por un soldado anglo-americano sobre territorio mexicano fue a herir al civil Refugio Gracia que se hallaba en el garitón 6.
El suscrito, acompañado por algunos oficiales de la Guarnición de Nogales Sonora, y de uno del ejército anglo-americano, estuvo en el lugar en donde fue herido Gracia, siendo fácil llegar al convencimiento de que el disparo había procedido de este lado de la línea. Ratificando el anterior convencimiento con la declaración del herido corroborado por testigos presenciales del hecho, se hizo del conocimiento del General Cabell, el que obtuvo como resultado de sus investigaciones aclarar que el soldado que disparó sobre Gracia fue el mismo que resultó herido la noche anterior, y el que ya curado en el hospital salió exprofeso a ejercer esta represalia. El General Cabell me informó que este soldado sería juzgado por una corte marcial..
Tanto las autoridades de Nogales Sonora, como las de Nogales Arizona, no cesaron en sus investigaciones sobre el origen del tiroteo de la noche anterior, y a las 8:00 A.M. de ese mismo día 28, el General Cabell me sugirió la conveniencia de efectuar una nueva entre vista entre el General Calles y él, la que tuvo verificativo a las 11:00 A.M. ese mismo día.
En esta segunda plática acompañó al General Cabell el mismo personal que la anterior, y al General Calles lo acompañó el Jefe de la Oficina de Inmigración en Nogales Sonora, Sr. Emiliano Tamez y yo. Al principio de esta nueva plática, el General Cabell no ocultó su desconfianza respecto de las seguridades que se le ofrecieron  sobre  que,  del  lado  mexicano no habría más disparos; y en tono de disgusto y seguridad en la superioridad de sus elementos sobre los del General Calles,  manifestó  a  éste  que  si a pesar de los mutuos compromisos para mantener el orden este volvía a alterarse, movilizaría sus fuerzas sobre territorio mexicano.
El General Calles hizo ver al General anglo-americano que la falta de cumplimiento de los mutuos compromisos de hacer guardar el orden estaba de parte de sus elementos, como lo comprobaba el hecho aceptado por él mismo.(por el General Cabell)
del  civil mexicano que había sido herido esa misma  mañana por un soldado de sus fuerzas, y que él a pesar de emplear toda la prudencia necesaria, las circunstancias lo obligaban, el General Calles tomaría sus medidas, a cuyo efecto  dispondría desde luego a la movilización de tres mil hombres que tenía a sus órdenes.
Esta actitud del General Calles hizo cambiar la del General Cabell, al principio un tanto levantisca, hasta dar excusas de que las fuerzas la noche anterior no habían sido traídas ex profeso por los acontecimientos de la tarde del día 27 sino que eran las que ya estaban destinadas a sustituir al 35vo. Regimiento de Infantería que ya habían sido movidas de esta plaza.
En esta entrevista, el Cónsul Sr. Lawton hizo conocer al General Cabell del incidente ocurrido en el Consulado a su cargo en Nogales Sonora, en los momentos de la lucha la tarde anterior, en lo relativo a la incursión efectuada por cuatro mexicanos en las Oficinas del Consulado del que hicieron salir a los empleados que allí se encontraban e hiriendo a uno de ellos de nombre E.E. Cooley, el General Calles contestó que habiendo contradicción en el informe que daba el Sr. Lawton y el que él tenía, ordenaría desde luego que el Juzgado de Distrito de Nogales Sonora, hiciera las averiguaciones procedentes hasta esclarecer debidamente el punto para ser tratado después por las Cancillerías de las dos naciones. 
A este respecto juzgo prudente exponer los informes que sobre el particular se tienen en este Consulado, y los cuales, por su fondo, ponen de manifiesto el móvil que llevó a los mexicanos a cometer este acto, son los siguientes: 
Con anterioridad a estos acontecimientos, prestaba sus servicios como celador de la Aduana anglo-americana el Sr. Cooley;  pero debido a las innumerables quejas que sobre su conducta y trato para con los mexicanos habían sido presentadas ante el Administrador de la Aduana de este País, esta autoridad había dispuesto que el citado individuo cesara en su empleo en el mes de agosto; pero como el mismo Administrador tuviera conocimiento de que en el Consulado de su País hubiera por esos días recargo de trabajo, convino con el Cónsul Sr. Lawton en que este aprovechara los servicios de Cooley.
Y al efecto, Cooley, desde el día 26 empezó a trabajar en el Consulado. Como entre los elementos mexicanos ya existía enorme predisposición de ánimo en contra de Cooley, conquistada por este por sus procederes despóticos y humillantes con que trataba a los mexicanos en su puesto de celador, al estallar la cólera del pueblo de Nogales Sonora, precisamente por el cúmulo de vejaciones que sufriera a manos de Cooley, no faltó quien llamara la atención sobre este individuo de criterio incapaz de comprender que la diferencia de razas no autoriza suposición de, superioridad entre una y otra pero que obcecado en creerlo así y contra todo principio de razón y buen sentido admite para si como demostración como supuesta superioridad la resignación del pueblo que por diversas causas soportara hasta su límite, esos vacíos y contraproducentes alardes, en busca de Cooley se dirigieron cuatro mexicanos y el que encontrándolo fue herido.
Este acto, en el caso de existir como lo expresa el Sr. Cónsul Lawton, cabe advertir que no fue dirigido en contra de la representación de la nación anglo-americana como  lo  prueba el  hecho de que el edificio de todo el consulado fue respetado, sino que fue el deseo justificadísimo de castigar, en momentos de exaltación de ánimo, a quien sin razón ultrajó a todo aquel que llevaba en si el sello de la raza mexicana; fue una represalia, valga el término, en contra de un individuo y no de una nación.
Con esto dio fin la conferencia, quedando ambos Generales entendidos de que cada uno por su parte no escatimaría esfuerzos necesarios para mantener el orden que ya estaba restablecido. Y el General Calles para patentizar mejor el control que ya ejercía en el dominio de su mando, puso prácticamente ley marcial, ordenó que los civiles que se hallaran armados pasaran con sus armas a registrarse a la Comandancia Militar, prohibió el estacionamiento de corrillos en las calles y la aproximación sin motivo a la línea divisoria, con la mira de evitar nuevas fricciones. Estas disposiciones revestían la severidad en ordenamiento, dieron el resultado natural y deseado el restablecimiento en lo absoluto del orden en Nogales Sonora.
El sábado 31 a las once de la mañana tuvo lugar la última conferencia entre las dos autoridades militares, la que fue prácticamente para cambiarse frases de confianza y congratulaciones por la terminación del incidente. En esta última plática estuvieron presentes acompañando al General Cabell, el nuevo Comandante Militar en Nogales Arizona Coronel Earl E. Carnhsan y el Consul Sr. Lawton, y el General Calles, el Coronel Félix Lara Jefe de la Guarnición en Nogales Sonora, y el suscrito, habiéndose efectuado la presentación de los dos Coroneles para que conociéndose mutuamente procuren armonizar y exista entre ellos la mejor inteligencia para el venidero. 
Y después de reciprocarse los mejores deseos porque las buenas relaciones entre los dos pueblos no vuelva a sufrir alteración alguna y de infundirse mutuamente la confianza de  que así sucederá, se puso punto final a este conflicto que pudo haber sido de mayores complicaciones.
          C O M P L E M E N T A R I A S  :
El mismo sábado 31 a petición del General Cabell fue dirigido por este Consulado y al militar el oficio que a continuación transcribo:
"José Garza Zertuche Cónsul en Nogales Arizona, hace constar que: En la Oficina Consular que es a mi cargo han sido presentadas, y frecuentemente lo son, innumerables quejas de mexicanos en contra de Inspectores de Inmigración y de la Aduana de este lugar. Que la mayor parte de las quejas están basadas en malos tratamientos, falta de cortesía y uso de lenguaje áspero que usan dichos empleados al tratar a los mexicanos que en muchos casos por ignorancia de los mexicanos por no haber llenado tal o cual requisito, son maltratados de palabra, y algunas veces con hechos, pues se les regresa a territorio mexicano a empellones o se les hace salir en esa forma de las oficinas de la Aduana o de Inmigración, despojándoseles de sus pasaportes, que ellos (los mexicanos) creen traer en debido orden, y en la confianza de no ser entendidos por muchos en idioma inglés, son insultados con términos humillantes por esos citados empleados.
Que en muchas ocasiones, ignorando los mexicanos la obligación que tienen de presentarse inmediatamente después de su entrada en territorio anglo-americano en la oficina de Inmigración, y no siendo avisados de ellos los nacionales de México son objeto de despojo de sus pasaportes, documentos que en todo caso podrán ser cancelados pero nunca recogidos, y menos en la forma denigrante y humillatoria con que los mencionados empleados lo han hecho hasta ahora.
Que en demostración elocuente y como resultado natural de ese incorrecto proceder de los empleados anglo-americanos, ambos pueblos lamentan ahora el incidente ocurrido y en el que perdieron la vida muchos militares de este país de quienes sus servicios su patria los hubiera aprovechado en mejores sitios y más honrosos para ellos, y de muchos civiles mexicanos que la ofrendaron en dignísima protesta por procederes para ellos tan humillantes como injustos. 
Y por último, que siendo innegables los anteriores hechos, este Consulado de México celebraría que las autoridades anglo-americanas correspondientes dictaran medidas salvadoras para los mexicanos, que si delinquen (debilidad natural en humanos) muchas veces en faltas levísimas, por ignorancia y no por mala fe, y en bien de la continuidad de las buenas relaciones amistosas que unen a México y los Estados Unidos.
Y también a petición del mismo General, para su mejor documentación en el proceso del soldado que hiriera al civil mexicano Gracia, se extendió el siguiente documento: "Yo Refugio Gracia, C. Mexicano por medio del presente documento declaro que: El día 29 de agosto de 1918, siendo las seis de la mañana (tiempo mexicano) pasaba yo cerca de la garita aduanal núm 6, territorio mexicano, cuando un disparo de arma de fuego intempestivamente vino a herirme en el antebrazo derecho. Puedo observar y lo afirmo, que tal disparo procedió del territorio de los Estados Unidos, y vi que el disparo fue hecho por un soldado (blanco) del ejército de esa misma nación.- Y para los usos necesarios extiendo el presente documento como constancia, en Nogales Sonora, México a 31 de Agosto de 1918.- A mi ruego, estando yo imposibilitado para firmar por estar herido en el brazo derecho, firman por mi como testigos: J. Isabel Delgado, Maurilio Hernández, Alfonso Martínez.- Rúbricas.
Como detalle complementario de la última conferencia entre los Generales Calles y Cabell y revestida la importancia, hubo la exposición de este último militar de que al informar a su Gobierno sobre el incidente, hacía resaltar la imperiosa necesidad que hay de efectuar un cambio de personal en el cuerpo de celadores de su País, en las Aduanas, procurando que los salarios de ellos sean más altos  a  fin  de conseguir mejor personal y suplicó que igual gestión se hiciera ante el Gobierno de México, considerando que con ello indudablemente se evitarían fricciones penosas.
Para terminar, tengo el Honor de acompañar con el presente una copia del boletín de información que con fecha 28 de Agosto se hizo conocer al público en este Consulado y en el que se expresan las bajas habidas en el lado mexicano, según informes oficiales, y una copia de las del lado anglo-americano, de acuerdo también con los informes oficiales.- "Renuevo a Ud. las protestas de mi consideración más atenta y distinguida:
CONSTITUCION Y REFORMAS. 
Nogales, Arizona, Septiembre 7 de 1918.-
El Cónsul.- José Garza Zertuche.” 
(Nota: esta copia oficial del informe de las bajas que hubo en Nogales, Arizona, no se encontró en el expediente que obra en mi poder. R.L.Z.)
A continuación se inserta el BOLETIN DE INFORMACION que a la letra dice:
Nogales, Arizona, Agosto 28 1918. El tráfico entre los dos Nogales, permanecerá clausurado hasta después de la conferencia que se efectuará hoy en la mañana entre las autoridades militares de México y los Estados Unidos; y la tal conferencia tendrá lugar inmediatamente después del arribo a Nogales, Sonora, del C. General Plutarco Elías Calles.
LISTA DE MUERTOS Y HERIDOS EN NOGALES, SONORA.
MUERTOS.- 
C. Félix B. Peñaloza   (Presidente Municipal)
C. Francisco G. Gallegos  (Celador)
C. Ignacio Valencia  (Soldado)
C. Jorge Villa  (Celador)
C. Jesús Borbón  (Civil)
C. Ramón Varela  (Civil)
C. José Valencia  (Civil)
C. José Celis  (Conserje del Ayuntamiento)
(Tres Hombres y una Mujer no identificados)
HERIDOS.- 
C. José Medina
C. Juan G. García
C. Francisco Sáenz
C. Basilio Chin
C. Alberto Vázquez
C. Miguel Montes
C. Francisco Ortiz
C. Pedro Mendoza
C. Marcelino Ibarra
C. Alejandro Contreras
C. Manuel Núñez H.
Señoras miembros de la Cruz Roja:
C. Cruz Alvarado de Grave  (Enfermera)
C. Francisca Castillo
C. Trinidad Robles
C. Julia Medina
En el mismo expediente encontré el siguiente B O L E T I N :
Número: 707.- El C. General Jefe de la Div. Arnulfo R. Gómez, giró a esta Comandancia un telegrama circular de fecha 8 de Septiembre, que dice lo siguiente: "En vista de los últimos acontecimientos desarrollados en esta Villa el 27 del pasado con las fuerzas anglo-americanas y el pueblo civil de Nogales, Sonora, el C. Gobernador del Estado General Plutarco Elías Calles, ha dado orden en esta para que todo aquel que provoque una dificultad Internacional como en muchas ocasiones ha llegado a suceder, se le aplique el castigo correspondiente; y como se ha dado el caso que ciertas tropas americanas por ignorar precisamente donde queda la línea divisoria, se han internado algunos metros dentro de nuestro territorio; cuando esto se vuelva a repetir y que las tropas nuestras se den cuenta, se les mandara decir  a  las  referidas  fuerzas,  que  están  dentro  de  nuestro territorio y que se regresen inmediatamente a Estados Unidos para evitar así un conflicto Internacional.
Si  las fuerzas americanas invaden nuestro territorio con todo conocimiento, entonces nuestras tropas cumplirán con su deber.
Todo Jefe o Comandante de fracción está en la estricta obligación de hacer todo lo posible por evitar cualquier dificultad que pudiera acarrear a nuestro país a una guerra, la cual en ninguna forma nos sería provechosa.
Con motivo de la guerra Europea, en la cual están envueltos los Estados Unidos, de diario suceden deserciones en el ejército americano y estos desertores cruzan la frontera internándose en nuestro territorio en pos de abrigo; como nuestro país en la actual contienda permanece neutral, las tropas nuestras se dedicarán solamente a recoger las armas y el parque que conduzcan los mencionados desertores y enseguida los pondrán en absoluta libertad para que se dirijan a donde mejor les convenga, dándoseles completas y amplias garantías en sus vidas e intereses que conduzcan, pues todo individuo al inmigrar a nuestro País según la Constitución General de la República, con ese hecho recupera su libertad y es acreedor a las garantías que la misma Constitución otorga.
Los Jefes, Oficiales e individuos de tropa que contravinieren esta disposición serán severamente castigados.
Lo que se comunica a las fuerzas de la frontera, para su conocimiento y exacto cumplimiento.- Salúdolo afectuosamente el General.
Lo que transcribo a Udes. para su conocimiento y exacto cumplimiento. 
CONSTITUCION Y REFORMAS.
Nogales, Sonora, Septiembre 8 de 1918
El Comandante del Resguardo
              Al personal del Resguardo de esta Aduana. Presente." (foto 116)
F I N
Hay que hacer la observación que en refiriéndose a los muertos y heridos que aparecen en el documento, es posible que al redactar el parte el Cónsul José Garza Zertuche no haya tenido completa la lista de las personas involucradas en el suceso.
En otros escritos que hemos consultado encontramos otras víctimas de la refriega:
MUERTOS.-
C. Andrés Ceceña
C. Mariano García
C. A. R. Contreras
C. Jesús Ramírez
C. José A. Galván
HERIDOS.-
C. Francisco Arredondo Suárez
C. Enrique Aranquere
C. Roberto F. de la Mora
C. María Placencia de Esquivel
También tenemos en nuestro poder una copia de la narración que hace del conflicto Internacional un participante de aquella lucha, el Capitán 1ro. de Infantería Don José de la Luz Suárez B., sacada de la tesis que para titularse de Profesor, presentó el señor Efraín Espinoza S. misma que ponemos a consideración del lector para que analice y saque sus propias conclusiones.
"Serían las 14:30 horas del día 27 de agosto de 1918 cuando la Villa de Nogales, Sonora recibió la sorpresa de un ataque a balazos de parte de los celadores americanos, que disparaban sus armas contra un individuo que a toda carrera se refugiaba en nuestro territorio procedente de Nogales Arizona; los celadores mexicanos que estaban de guardia en las garitas de la línea Internacional, marcaron el alto a los atacantes haciéndoseles ver que su actitud era un atentado y flagrante violación a la Ley de México recibiendo como contestación una lluvia de metralla que los dejó moribundos sin que por ello se libraran los americanos de las concecuencias pues también ellos quedaron muertos en el acto. 
La indignación asomó a los rostros de los habitantes de Nogales Sonora; y armándose como pudieron y sin esperar órdenes de ninguna clase salieron al encuentro de los invasores, éstos ya habían aumentado a centenares para vengar la muerte de sus celadores; pero ya en ese momento no se trataba de simples empleados del Resguardo Fronterizo Americano, la fuerza que se desplegaba en batalla, eran soldados del ejército y abriendo fuego contra cualquier mexicano que transitara por las calles avanzaba para vérselas con otra tropa mexicana.
Habiéndose generalizado el fuego en ambas partes y declarado la alarma en las dos poblaciones fronterizas, los tumultos no combatientes corrían en busca de refugios; como ese día desempeñaba yo el servicio de ayudante de guardia de la Comandancia de la Guarnición y por no encontrarse en el momento ningún oficial superior, asumí el mando de la escasa tropa que se disponía ordenando la salida de un pelotón que confié al mando del Sargento 2do. Enrique Hernández: cuya fuerza pertenecía al 16vo. Batallón, a dicho sargento di órdenes que consideré prudentes a un caso de motín, ya que desconocía los detalles del suceso.
Procediendo al mismo tiempo a mandar comunicar esa novedad al Comandante de la Guarnición que era el Capitán 1ro. de Infantería Adalberto J. Abasolo, para lo cual envié tres estafetas. Pronto degeneró aquel incidente, por haber pasado de simple escaramuza a combate lleno de todas las características. Pero antes de cinco minutos de la salida del sargento Hernández recibí parte verbal de este en que me comunicaba que el enemigo había sido reforzado considerablemente. "Ya estoy combatiendo me decía, calculo que el enemigo es más de una compañía y trato de detenerlos porque avanza, necesito refuerzo".
Al quedar yo enterado de aquella situación y tomando otro pelotón de la fuerza que ya tenía reunida en la Comandancia, salí inmediatamente dejando asegurado el edificio con un pelotón restante; unidades que también pertenecían al 16vo Batallón y quedando en mi puesto de servicio un sargento primero del 233vo. Regimiento de Caballería.
Para esos momentos se me habían presentado no menos de 200 civiles o ex militares bien armados, otros sin armas a quienes ordené que fueran a ocupar su lugar en la línea de fuego. Mi progresión fue muy difícil ya que las múltiples instalaciones del enemigo trataron de neutralizarme, pero al fin llegué reunido con el pelotón de Hernández sin sufrir ninguna baja: en cambio, en ese momento recibimos un fuego vivísimo que vino hacer blanco: dos civiles y un soldado Ignacio Valencia quedaron muertos en el acto, más seis civiles heridos.
En ese mismo instante llegó el Capitán Abasolo con más fuerzas de franco tiradores, habiéndolo enterado de que el principio o motivo de aquel acontecimiento debió partir del asesinato de nuestros celadores habiendo aprobado todas las providencias que tomé ordenándome que regresara a la comandancia de la Guarnición para seguir organizando grupos de mexicanos armados.
El enemigo seguía recibiendo refuerzos en camiones, cubriendo todos los bordes del perímetro de la población (Nogales, Arizona) una vez que de nuevo me instalé en la Guarnición pude observar una enorme multitud de patriotas nogalo-mexicanos que se agolpaban frente al edificio militar a mi cargo, pidiéndome armas para defender a la Patria, pues ante el abrumador número de fuerzas enemigas que ya había hecho irrupción impedidos  para vengar la muerte de  sus celadores y tropa herida.
Ya con la orden que me había dado repartí los pocos pertrechos que teníamos en depósito o sea unos 25 fusiles y carabinas 10,000 cartuchos 7 mm, 5,000 calibre 30-30 y 2,000 30-40. El objetivo principal a que se dirigía el ataque enemigo, era el hotel "Abaddie" otros de sus puntos de desembarque perfectamente cubierto era un túnel que se encontraba a unos 200 metros de nuestro edificio de la Guarnición, punto que estuvo a mi cargo para abatirlo con mis tiradores, logrando neutralizar a dicho enemigo que no pudo salir del túnel para efectuar su maniobra de combate.
Teníamos ya hora y media de estar combatiendo en toda nuestra línea y ya habíamos tenido muchas bajas entre ellas a Don Félix B. Peñaloza Presidente Municipal de Nogales, varios celadores, soldados y civiles. En aquellos críticos momentos cuando los negros se habían instalado en el hotel "Abaddie" de cuyas alturas batían tranquilamente a la fuerza mexicana, apareció un Contingente de Caballería pié a tierra del 5to Regimiento y en número aproximado de 40 hombres mandados personalmente por el Sr. Teniente Coronel Rafael Buelna, elementos que dieron un contra ataque sobre los negros del "Abaddie" permitiéndome hacer la aclaración que dicho jefe y la mayoría de sus soldados y oficiales que componían aquel grupo heroico y valientísimo, era personal enfermo que ante el peligro de ver impedido nuestro suelo dejaron su cama en que soportaban su padecimiento y tomando las armas que la Nación les había confiado para su defensa salieron a probar una vez más como debe morirse por la Patria.
También considero oportuno manifestar que tanto el Teniente Coronel Buelna como sus heroicos compañeros del 5to. Regimiento tenían tres días de haber llegado a Nogales con todo el Regimiento que estaba haciendo campaña en contra de las fuerzas rebeldes.
Encabezado por el General Juan G. Cabral y Julián C. Medina, el Coronel Don Félix Lara era el Comandante del 5to. Regimiento al que me refiero y no pudo ceñirse lauros más abundantes por haber salido rumbo a Cananea con su cuerpo menos la fracción de enfermos que atacó a los negros en el hotel "Abaddie" dicho jefe Buelna, con sus fuerzas y algunos civiles arrojó al enemigo hasta el campamento denominado "Los Tanques" habiéndoles hecho muchas bajas y replegándose cubierto de laureles.
La lucha seguía con mayor furia por ambas partes el fuego seguía copioso, bajas continuas y hechos heroicos de nuestros compatriotas imposible de interrumpir la pelea el enemigo había puesto su línea de combate muy cerca de dos mil hombres de su ejército compuesto del décimo Regimiento de Caballería y 25vo Regimiento de Infantería más su dotación de ametralladoras.
Teníamos ya bastantes muertos y heridos de nuestra parte y no contando con secciones sanitarias para auxiliar a los compañeros, la noticia corrió de boca en boca por la retaguardia e inmediatamente se organizaron puestos de socorro para los heridos, habiéndose presentado algunas ambulancias improvisadas pero atendidas por médicos del lugar y enfermeras auxiliares, siendo estas últimas mujeres valerosas de un barrio denominado "El Ranchito" cuando estos elementos se me presentaron en la Guarnición con el fin de irse hasta la zona de fuego a levantar heridos, les manifesté el peligro que corrían proponiéndoles que esperaran al momento oportuno para prodigar sus atenciones más tarde y desobedeciendo mis indicaciones e impulsadas por sus sentimientos humanitarios y patrióticos siguieron adelante con sus ambulancias entre el gran fragor del combate.
Tal como lo había previsto sucedió, el enemigo enconado no respetó las banderas blancas con la Cruz Roja que en dimensiones visibles a más de 50 metros portaba cada ambulancia, el saldo fue de tres enfermeras muertas.
El fuego seguía copioso por todas partes no había esperanza de solución y la destrucción de vidas continuaba, cuando por fin los Cónsules de ambos Nogales portando las banderas blancas y aún con peligro de sus propias vidas trataron de salvar la situación, de una pequeña conferencia que tuvieron en la línea Internacional partieron los preliminares del Armisticio; la tregua se aprovechó para levantar el campo. Para esos momentos había asumido el mando de la Guarnición Mexicana el Coronel Manuel Mendoza Sarabia "hoy General de Brigada" quien se encontraba en la plaza en el desempeño de una misión especial y en cumplimiento de sus deberes militares se hizo cargo del mando toda vez que, entre otros militares que se presentaron a la fuerza de la Guarnición, Jefes del activo de mayor jerarquía que el titular Capitán Abelardo J. Abasolo que en forma transitoria y para el control de las fuerzas continuó desempeñando las funciones de Mayor de Orden.
Aunque del acontecimiento que me ocupa han transcurrido 28 años recuerdo perfectamente dado el servicio que tenía a mi cargo como Ayudante de la guardia de la Guarnición, que las fuerzas que tomaron parte al principio de la acción eran 33 infantes del 16vo y 20 del 84vo y 5 del 85vo Batallones, así como 40 dragones del 5to. Regimiento, 4 de la escolta del General Arnulfo R. Gómez, 6 del 233vo Regimiento de Caballería cuyos elementos entre los que se contaban jefes, oficiales y tropas, daban un total de 123 hombres más la policía municipal y fiscal que unidas a empleados civiles y gente del pueblo en general, sumarían en número redondo unos 400 defensores armados y dotados con no menos de 150 cartuchos por plaza.
Pero  siguiendo la narración del suceso que me  ocupa  como lo hago  constar al  principio se  trata de una  acción desconocida.
De la conferencia de los Cónsules y de otra que tuvieron el Capitán Abasolo con un Sr. Coronel americano transmitidas al Coronel Mendoza se llegó a la conclusión de suspender el fuego por ambos contendientes, dándose orden de dejar en mi lugar al subteniente Pascual Valenzuela y marchar a caballo a comunicarla a todas las fuerzas de nuestra ala derecha, la orden de cesar el fuego lo que fui comunicando a los jefes de guerrilla.
Por aquel momento vimos a lo lejos una fuerza de Caballería que venía a Nogales por el camino de Santa Bárbara volando a escape. 

Los compatriotas me manifestaron que eso del armisticio sería un ardid, pues aquella caballería parecía sospechosa máxime que alguien me aseguró haberla visto salir de la línea divisoria.

Con este motivo hubo necesidad de modificar el frente y emplazamientos de los tiradores del ala derecha más luego se me presentó un bizarro celador mexicano:   

El Sr. José Mada montado en un hermoso caballo negro quien también desconfiaba del movimiento de aquella caballería a la vista;   

como dicho señor portaba muy buenos gemelos se los pedí para observar mejor y cual sería nuestra sorpresa y gusto, al ver entre la densidad de una gran nube de polvo que cubría aquella caballería  sobresalían los hermosos  colores de nuestra amada Bandera

mexicana son tropas nuestras les dije y a poco las pudimos reconocer a simple vista;  nuestra  tropa lanzó una gritería de satisfac-
ción y contento, los recibimos con nuestro  grito de guerra  "Viva México", viva el  233 Regimiento y  así   saludamos  a  aquellos  
compañeros que venían al mando del Capitán León Leyva que venían a cumplir con su deber, la emoción que sentíamos era de lo más grato, contábamos con cerca de 100 hombres más que venían a reforzarnos. 
Ya para ese momento serían las 18 horas y pudimos ver perfectamente en ambos Nogales había banderas blancas simbolizando la tregua de paz para el arreglo del conflicto. 
El campo se levantó, los americanos se llevaron sus muertos y heridos, la Villa de Nogales estaba hecha pedazos, no teníamos comunicación con el resto del país porque el enemigo destruyó con sus ametralladoras nuestras redes telefónicas, por el suelo teniendo algunos postes y alambrería tirada el tanque del agua de la estación había sido materialmente cubierto de impactos y su caudal inundaba sus contornos, algunos caballos muertos del enemigo y rastros de sangre de nuestros compatriotas.
También ordenó nuestro comandante en jefe, que todos los elementos armados mexicanos, se concentraran desde luego al rancho "La Reforma" propiedad de Don Alejandro  Villaseñor en donde se establecieron en Vivac, empabellonando las armas e instalándose una guardia del 16vo Batallón con la consigna de no permitir tomar  las  armas  a l os civiles; esta prudente disposición partía seguramente para asegurar el orden, ya que los ánimos de la gente sin disciplina militar estaba exaltado.
Dos retenes de nuestra infantería se instalaron al llegar la noche, uno en la Comandancia de la Guarnición y otro en la garita principal de la línea divisoria. El enemigo ofreció también retirar sus fuerzas de la línea dejando igualmente dos retenes, con la noche llegó un aspecto triste para las familias de Nogales Sonora, pues los proyectiles del enemigo causaron estragos en los cables del alumbrado eléctrico o por razones previstas en un estado de guerra ambas poblaciones estuvieron a obscuras cuadros igualmente lamentables se veían por todas partes por estar velando a los defensores muertos y a las víctimas no combatientes.
El Capitán Abasolo y el que esto escribe estuvimos practicando toda la noche un servicio de patrulla en un automóvil. Serían las tres de la madrugada del día 28, cuando llegó una llamada telefónica a la Guarnición, de parte del  Cónsul mexicano Sr. José Certuche, de Nogales Arizona,  en la cual  comunicaba que  hacía una hora  llegaron del fuerte Huachuca Arizona tropas america
nas al mando del Sr. General Campbell y en número de 4,000 o sea una división de Caballería; que el General americano suplicaba cambiar impresiones con los jefes mexicanos para arreglos del incidente.
El  Capitán  Abasolo  y  yo  fuimos  comisionados  por  el  Coronel  Mendoza  para  ir  a  territorio  americano;  cuando llegamos a la garita de paso (señalada) nos sorprendimos  de  ver  algunas  barricadas instaladas, alambradas y otros elementos del tipo de defensa accesorias que habían organizado por la noche los americanos. 
Anunciándonos con el cláxon unos escuchas de la avanzada americana nos permitieron el paso, habíamos avanzado unos 20 metros cuando intempestivamente fuimos rodeados por una veintena de soldados negros que con bayoneta calada y en actitud amenazante nos gritaban "Manos arriba", la mayoría de ese grupo de soldados estaban ebrios, nosotros aunque portábamos nuestras pistolas con previo permiso del General Campbell, no intentamos hacer uso de ellas y con la serenidad necesaria hablamos solamente diciéndoles que éramos componentes de una misión militar mexicana, en esos instantes un capitán americano del Servicio de Justicia Militar, se presentó ante nosotros, ordenándole a los negros que guardaran respeto a nuestra misión, desde ese momento nos acompañó en el coche aquel Capitán que me parece se apellidaba Holler; habiéndonos manifestado que traía la comisión  de  recibirnos  y  conducirnos  ante  el  General  Campbell  que  nos  esperaba  a  esa  hora  en  el  consulado mexicano.
Seguimos adelante por todas las avenidas, de nuestro recorrido pudimos ver perfectamente bien el número abrumador de escuadrones de la caballería americana, sus soldados estaban sentados en las banquetas o en los camellones, donde permanecían acostados al pié de sus caballos, a continuación llegamos por fin al Consulado Americano en donde hacían guardia sargentos americanos armados únicamente de pistola.
Entramos al edificio ya en la pequeña sala de recepción se encontraba instalado el Sr. General Campbell, rodeado de su Estado Mayor y algunos comandantes de regimiento, el Cónsul Certuche nos presentó con el General y a su vez con los demás jefes oficiales, tomamos asiento a la mesa y a continuación el Sr. Certuche nos interpretó las palabras del General Campbell que más o menos fueron las siguientes: "dice el Sr. General, que él tiene  instrucciones del Gobierno de su nación, y en particular del Departamento de Guerra, para ponerse al frente de la situación que él como caballero y militar, invita a Udes. para que pongan todo lo que esté de su parte para evitar más derramamiento de sangre. Que él está seguro de que las relaciones de su Gobierno con el de México son cordiales; pero si lejos de escuchársele su proposición las tropas mexicanas vienen a ataque serán rechazadas pues de ninguna manera se tolerarían incursiones de guerrillas mexicanas."Escuchamos con toda atención esas palabras y a ello contestó el Capitán Abasolo:  "Que por parte de las tropas mexicanas se obraría en la misma  forma que  aunque

él (Abasolo) no estaba facultado para tratar esos asuntos con mayor amplitud, vería ante sus jefes que se complaciera en sus deseos conciliadores el  Sr. General  Campbell, sin apartarnos de una  forma digna  que pusiera a  cubierto  la  dignidad  de la

Nación y de las armas mexicanas". 
Al darse por terminada nuestra entrevista nos despedimos e inmediatamente fuimos a dar cuenta de nuestra misión al Sr. Coronel Mendoza; a las 6 de la mañana continué el servicio de patrulla a lo largo de la línea divisoria con cuatro individuos de tropa montada, de la escolta del General Arnulfo R. Gómez con la consigna de no permitir  grupos  curiosos, los que con el fin de ver los estragos de los combates habían estado saliendo de sus casas.
Como a las 11:00 horas seguía yo despejando la gente que se aglomeraba frente a la garita de la línea, entretenidos en observar algunas cosas tiradas en la calle, así como los caballos muertos de los americanos, cuando de pronto se escucharon silbidos de locomotoras que llegaban con los trenes militares en nuestro auxilio.
Los curiosos que eran muchísimos, dejaron las inmediaciones de la línea para ir a encontrar los trenes mexicanos; del primer convoy bajó el Sr. General Plutarco Elías Calles con su Estado Mayor y otros Jefes y sus respectivas escoltas, en el otro tren llegaron fuerzas del 84vo Batallón a cuyo frente venía el Sr. Teniente Coronel Gilberto R. Limón (hoy General de División, Sub Secretario de la Defensa Nacional) quien por aquella época era comandante de dicho cuerpo, lo acompañaba su segundo en el mando, Mayor Manuel Inzunza Medina y dos compañías de fusileros y una de ametralladoras, así como una banda de música de la escuela "Cruz Gálvez" y algunos otros elementos civiles y militares.
Otras partidas de nuestra Caballería también habían llegado en la misma mañana, con todas esas fuerzas de Guarnición de Nogales Sonora, contaba ya más de dos mil hombres que estarían dispuestos para cualquier evento.
La recepción hecha al General Calles fue una nota de satisfacción habiéndose desbordado mucha alegría y confiado en él los arreglos definitivos de aquella situación. Inmediatamente el General Calles y su comitiva civil se dirigieron a la línea Internacional, en donde lo esperaban las autoridades americanas de Arizona, algunos centenares de gente de ambos Nogales, formaban un solo grupo y de la conferencia sostenida en aquel instante, resultó como consecuencia que se diera paso franco a las gentes de uno y otro lado.
Por la noche como a las veinte horas, cuando una patrulla de caballería al mando del Teniente Antonio Ceceña practicaba su recorrido cerca del cementerio viejo, abrieron el fuego las ametralladoras de la línea americana, lo mismo que la fusilería en una de sus avanzadas y nuevamente se encendió la mecha al conflicto, tocándose cornetas de "Alarma"; nuestras tropas ocuparon de nuevo sus trincheras, cornetas y trompetas lanzaron al aire sus notas bélicas y comenzó a empeñarse la lucha con el mismo enardecimiento y con igual fragor que el día anterior.
Llegó el General Calles a paso veloz al edificio de la Guarnición, pidiendo trompeta, y habiéndomele presentado yo, que aunque siendo subteniente del 85vo Batallón por haber sido viejo trompeta gustaba llevar cariñosamente mi instrumento para casos especiales como ese, me ordenó dicho General en Jefe:
"Encárguese  Ud.  de  tocar  cesar  el  fuego",  corra en el acto hasta donde se está combatiendo y concéntreme a este sitio a todos los civiles armados que encuentre.
En mi trayecto hablé con el mayor Bardomino González enterándolo de la orden que tenía que cumplir, habiéndome acompañado este Jefe hasta los cerritos en donde procedimos a reunir a los civiles que ya habían empezado a contestar el fuego; a continuación reunimos a esos valientes muchachos de Nogales para concentrarlos en la Guarnición, los desarmamos y cumplida la orden del General Calles se les pidió fueran a sus casas, eran como 80 hombres. También dio orden el propio General Calles de que las tropas se mantuvieran en sus posiciones sin hacer fuego.
La ley marcial decretada al momento y hecha del conocimiento de las fuerzas y del pueblo en general se hizo necesaria para evitar más lamentables consecuencias. Al día siguiente se presentó ante el General Calles una comisión de Oficiales Americanos para dar una satisfacción, por haberse comprobado  que los que habían violado el  armisticio eran  tropas de EE.UU. y no mexica-
nos. Y para continuar rindiendo mi homenaje a los que sucumbieron en la defensa de Nogales, Sonora inserto a continuación un fragmento del parte telegráfico que con dicho motivo, rindiera al Sr. Gral. Arnulfo R. Gómez, Comandante de la 4ta Division del N.O., el Capitán Abasolo que dice: "...así siguió el combate hasta las 6:45 de la tarde como ya dijo antes. Bajas habidas según el informe americano 80 hombres y 70 heridos, por nuestra parte son heridos Alejandro Contreras, trabajador, Luís F. Jáuregui, trabajador, Alberto Chávez, Miguel Montes, soldados Marcelino Ibarra, Cabo, Pedro Mendoza, civil Francisco Ortiz, civil, Nacildo Yuen, civil José Medina, Francisco Sáinz, Juan García, Tte. Apolo F. Cota y Rafael Barroso; mujeres Francisca Castillo, Cruz Alvarado, niña de 3 años Julia Medina; Muertos: el Presidente Municipal, Jorge Villa, civil, Alfredo Galván, celador, Andrés Ceceña, celador, Francisco Gallegos, celador, seis individuos más, que no es posible identificarlos por estar hechos pedazos sus cabezas, soldado del 16avo Btn. Ignacio Valencia, los anteriores son del 5to. de Caballería, José Ma. Celis y Jesús Borboa, civiles.-
Advirtiendo esa superioridad que hasta estos  momentos son  los únicos que he podido  recoger, pero en  varias casas  hay  heridos y   muertos y no me ha sido posible recoger más datos.  Así mismo, hoy a las 4 de la mañana conferencié con un  General americano que viene a  arreglar ese asunto  diplomáticamente.  Mi General. Calles,  que según me  comunicó  conferenciará con  ellos  hoy a las  8:00  A. M.  ya  daré  amplios  detalles. Respetuosamente. cap. 1ro. C. de la G.-A.J. Abasolo. FIN.
Continúa relatando Don Remigio Lizárraga:
El 1 de septiembre de 1918 el Presidente Municipal Astolfo R. Cárdenas y la Comuna, autorizaron una colecta con el fin de erigir un monumento que recordara a los Héroes del 27 de Agosto, estimando la cantidad de:.....          $ 2,200.00 dlls.
En 1919 siendo yo meritorio del ferrocarril Sud Pacífico de México, me tocó ver a la señora Paulita Vda. de Peñaloza acompañada de otras damas, llegar los sábados antes del mediodía a recoger las donaciones que se depositaban en una cajita de madera en la estación del ferrocarril y al salir les decía a los empleados: "ya casi reunimos el dinero para pagar el monumento".
El monumento fue pagado gracias a la cooperación de ferrocarrileros, cargadores, carreteros, choferes, comerciantes, particulares y pueblo en general con muy buena disposición. Fue como en el año de 1922 cuando se inauguró el monumento a los Héroes de Nogales, quedando colocado en la parte sur de la plaza 13 de Julio; después fue cambiado frente al "Cine Colonia" en 1923 o 1924 (hoy Novedades Inn), posteriormente fue trasladado en 1930 a la Escuela Ignacio W. Covarrubias en su inauguración.
En 1937 siendo Presidente Municipal Don Gustavo Escoboza T. el monumento fue cambiado, por la Ave. Obregón, a un parquecito frente a la cantina "El Molino Rojo"; actualmente se haya colocado en la Ave. de los Presidentes frente al edificio "Bancomer" y año tras año se recuerda a los Héroes que ofrendaron su vida por defender la dignidad y soberanía nacionales.
El 12 de Agosto de 1961, por decreto Presidencial, la ciudad de Nogales recibió el título de Heroica, en memoria de los caídos el 27 de Agosto de 1918.
El pueblo inmortaliza los hechos importantes de la vida mediante los corridos, son la expresión auténtica de la narrativa popular. Este acontecimiento histórico dio lugar a dos corridos cuando menos que yo conozco, uno de ellos me fue proporcionado por mi amigo el trovador Silvestre Inzunza ya fallecido quien radicó por mucho tiempo en la ciudad de Tucson Arizona, el cual dice:
Corrido No. 1.
El 27 de Agosto 
como las cuatro serían
se escucharon en la línea
tiros de fusilería.
Al cruzar un mexicano
por la línea divisoria
le tiró un balazo un gringo
fue el principio de la historia
A cumplir con su deber
Peñaloza corre luego
a la línea divisoria
a ver si calmaba el fuego
Pero luego que lo vieron
por los gringos fue baleado
le tiraron una descarga
y allí se quedó tirado
La caballería de negros
que venía entrando voraz
la mitad quedó tirada
y el resto corrió pa'trás
Soldados soldados gringos
no los volvimos a ver
metieron pura negrada
y se fueron a esconder
Hirieron a dos mujeres
las balas americanas
y dijeron no hay cuidado
somos puras mexicanas
Soldados soldados gringos
abusando del poder
tirotearon la Cruz Roja
que cumplía con su deber
Hubo muchos mexicanos
traidores en ese día
tirotearon a su Patria
en el combate sería
Todo mexicano vil
que pisa su Pabellón
es esclavo de los gringos
y traidor a su nación
El que muere por su Patria
muere con Gloria y Honor
al sepulcro lo acompaña
el Pabellón Tricolor
¡Ay! valientes Nogalenses
allí hicieron su deber
tirotearon a los gringos
hasta morir o vencer 
Corrido No. 2
Valientes Nogalenses
hicieron su deber
pelearon con los gringos
hasta morir o vencer
Mil novecientos diez y siete
siempre te tendré grabado
ese pueblo de Nogales
con los gringos han peleado
Comenzaron a pelear
a las ocho de ese día
se escucharon en la línea
tiros de fusilería
Al cruzar un mexicano
la línea divisoria
le pegó un balazo un gringo
fue el principio de la historia
Cumpliendo con su deber
Peñaloza corrió luego
a la línea divisoria
a ver si calmaba al pueblo
Pero luego lo miraron
los malos americanos
allí quedó bien tirado
en el suelo mexicano
Eran mil quinientos gringos
todos eran federales
y no los dejó avanzar
ese pueblo de Nogales
Una caballería de negros
que venía entrando voraz
allí quedaron tirados
el resto corrió pa’tras
Hirieron a dos mujeres
las balas americanas
y dijeron no hay cuidado
somos puras mexicanas
El que muere por su Patria
muere con todo Honor
al sepulcro lo acompaña
el Pabellón Tricolor
También Don José Salcido
haciéndose respetar
haciéndose a sus trincheras
pa’ poderlos tirotear
La siguiente recopilación informativa fue tomada de las ediciones del 27, 28, 29 y 30 de agosto de 1918 del periódico "The Arizona Daily Star" de Tucson, Arizona, y reproducidas  en  un  Suplemento  Especial del "Diario de la Frontera" de Nogales Sonora, con motivo del aniversario de la Gesta Heroica del 27 de Agosto de 1918, en el año de 1992.
NOGALES, ARIZONA, AGOSTO 27.- Un oficial americano cayó peleando en las calles de Nogales, hoy tarde; un civil fue muerto, otro oficial seriamente herido, y entre diez y 20 soldados americanos muertos.
Aproximadamente quince americanos fueron heridos, incluyendo el Coronel Frederik J. Herman, quien fue herido en la pierna derecha.
Los muertos incluyen al Capt. J.D. Hunger ford quien fue muerto en acción. El civil fue Gastón Reddock, quien fue muerto en las primeras horas de la batalla. El teniente Luke W. Loftus fue seriamente herido.
NOGALES, Agosto 27 (10:30 p.m.).- El Comandante A.J. Abasolo, de Nogales, Sonora, expresó pena por los resultados de la conferencia con el Teniente Coronel Herman y otros oficiales los cuales  culpan la batalla en sentimientos heridos entre los oficiales de aduanas de ambos lados.
TREGUA A LAS 7:00 A.M. DEL MIERCOLES
NOGALES, Agosto 27.- Las pérdidas en el lado mexicano, según un reporte de hoy tarde fueron de más de cien muertos y heridos.
NOGALES, ARIZONA, AGOSTO 27.- El Teniente Coronel Herman comandando las tropas estacionadas en Nogales, fue uno de los soldados americanos heridos en dos horas de batalla con los mexicanos, que empezó cuando abrieron fuego en los límites de la línea de los E.U.A.
Algunos cientos de tropas pelearon con los mexicanos haciéndolos retroceder a la salida del pueblo. Algunos civiles ayudaron a los soldados desde techos y otros puntos de ventaja Las pérdidas no se conocen aún los mexicanos levantaban la bandera blanca pero continuaban disparando. La batalla continuaba a las 7:00 p.m.
Las balas seguían cayendo pesada y rápidamente en Nogales, un civil, Gastón Reddock fue herido.
CALLES PRESENTA DISCULPAS
WASHINGTON, Agosto 28.- El General Plutarco Elías Calles, Gobernador militar de Sonora, se encuentra en Nogales para presentar la profunda pena del gobierno mexicano por el encuentro del martes entre tropas mexicanas y americanas. Se espera poner un oficial cerca del asunto.
La acción del presidente Carranza al ordenar al General Calles ir en tren especial a la escena de los disturbios fue aceptada como una admisión formal de la culpa recae en los mexicanos.
REPORTE OFICIAL.
El reporte oficial del incidente telegrafiado por el General Holbrook bajo fecha de anoche fue publicado por el General March como sigue:
La batalla empezó a las 4:10 p.m. luego de que un oficial de aduana americano paró a un contrabandista sospechoso. El hombre se encontraba parado en la línea conversando con los oficiales de aduana cuando un hombre corrió de la garita mexicana y abrió fuego a la garita americana acercándose, fue herido. La balacera general empezó en el lado mexicano.
Guardias militares americanos en servicio de las Compañías G y H de la Infantería 35, con testaron el fuego a la escaramuza formada, continuando igual todo el tiempo en la línea.
Refuerzos de tropas llegaron, llenándose una cuadra de hombres de infantería junto a la garita americana, sufriendo cuatro bajas antes de que sus municiones terminaran.
El balance está siendo retrazado por la escaramuza tomando ventaja del terreno a lo largo de la línea.
NOGALES, ARIZONA, 27 AGOSTO.- La pelea empezó después de los esfuerzos de un oficial de aduanas mexicanas de pasar a un compañero sin papeles. Un oficial americano trató de detenerlos, dos mexicanos balacearon al oficial hiriéndolo en el brazo derecho, el fuego fue regresado por patrullas americanas luego los mexicanos habían llegado de edificios cercanos y empezaron a disparar y la balacera se generalizó.
Refuerzos de la Infantería 35 y la 10, (Caballería) fueron enviadas a la frontera y tomaron posiciones de combate. Fue reportado esta noche que una parte de la caballería 10 cruzó la frontera en persecución de los mexicanos pero no fue confirmado.
La pelea que empezó a las 4.05 P.M. continuó sin parar hasta las 5.30 cuando acabó, excepto por algún tiro ocasional a lo largo de la línea Internacional.
SAN ANTONIO TEXAS, AGOSTO 27.- Se creé que el encuentro en Nogales hoy fue únicamente el intento de pasar a un mexicano a los Estados Unidos en violación de las leyes americanas y que la situación iba a ser  satisfactoriamente  manejada por el General De Roseyy Cabell, el cual se encuentra en camino a Nogales fue expresado hoy por la noche en los departamentos del  cuartel sur los  cuales habían  tenido un  reporte breve de el  incidente de parte  del General Cabell.
El Reporte no daba detalles de la pelea, el departamento del cuartel no espera más información hasta mañana.
BAJAS EN LA GARITA.
El Coronel Herman, herido en la rodilla derecha en la escaramuza; ningún percance serio en la garita americana. El Corporal Barney Lotz de la Compañía G-35 de Infantería, muerto. Paul Deppoe herido en la mano izquierda y el soldado Piasitzki herido del hombro derecho.
Estos percances ocurrieron bajo el comando inmediato del teniente Fannin entre el Coronel Herman y el  Comandante mexicano en el puente internacional.
Cada lado ha retirado a sus soldados pero peleas de civiles en los cerros continúan en intervalos.
El General Cabell dejó Douglas por automóvil rumbo a Nogales, a las 7:00 p.m.; antes ordenó tres tropas, diez cabalgaduras de Huachuca y arregló una conferencia con el Gobernador Calles.
DOUGLAS, ARIZONA, AGOSTO 27.- El General D.R.C Cabell, comandante del Distrito de Arizona partió en automóvil a las ocho en punto de hoy para Nogales a tomar el mando hasta que el silencio sea restaurado.
NOGALES, ARIZONA.- Las bajas en el lado mexicano según un reporte de esta tarde, fueron de cien muertos y varios heridos.
NOGALES, AGOSTO 27.- Mientras que los percances en el lado mexicano no se sabían esta noche fue estimado que 100 fueron muertos por fuego del lado americano mientras que doble el número incluyendo un número de civiles fueron heridos fue reportado esta noche que el presidente de Nogales, Sonora fue muerto pero este reporte no ha sido confirmado.
NOGALES, ARIZONA.- El Presidente Municipal de Nogales, Sonora, Félix B. Peñaloza ha sido reportado como muerto. Oficialmente su muerte no ha sido confirmada, pero se supo que participó en lo más pesado de la pelea. El Cónsul mexicano en esta población dijo que no cree que las pérdidas en el lado mexicano son tantas como manifestaron oficiales americanos.
NOTA: Efectivamente Félix Peñaloza resultó muerto en el tiroteo.
NOGALES ARIZONA.- Tan pronto como el fuego se volvió general, soldados de Douglas, Fort Huachuca y otros puntos de Arizona recibieron la orden de reforzar a esta población.
Muchas personas de pueblos vecinos,  llegaron a asistir a los ciudadanos y soldados, ante la perspectiva de que la batalla continúe.
DOUGLAS, ARIZONA.- A las cinco y media de la tarde, los mexicanos mostraron una bandera blanca.
Luego siguió una conferencia, pero la balacera continuaba hasta las siete de la tarde.
Las balas cundían en Nogales y los civiles recibieron instrucciones de permanecer en sus casas fuera de la zona de fuego.
Las casas de adobe, que no pueden ser penetradas por balas de alto poder, fueron especialmente populares y muchas familias pasaron la noche con amigos, en esos edificios.
NOGALES, ARIZONA, AGOSTO 28.-
Mutuas expresiones de disculpa por los sucesos de ayer, fueron intercambiadas hoy por el General De Rosey Cabell y el Gobernador de Sonora, General Plutarco Elías Calles.
Ambos Generales conferenciaron en el Puente Bonillas de la línea Internacional.
El General Calles viajó desde Hermosillo, capital de Sonora, para la entrevista, por instrucciones del Presidente Venustiano Carranza, en tanto que el General Cabell, arribó de Douglas, Arizona.
Tras el encuentro con Cabell, el General Calles se mostró satisfecho y externó confianza en que no habrá más problemas. Lo propio dijo el General Cabell al decir, “ambos tomarían las medidas necesarias para evitar otro enfrentamiento”.
NOGALES, ARIZONA, AGOSTO 28.-
Gastón Redock, un guardia de aduana de 20 años, murió esta noche, a consecuencia de las heridas recibidas en el encuentro con los mexicanos ayer. Este es el tercer americano que muere tras las heridas recibidas durante la batalla.
NOGALES, ARIZONA, AGOSTO 29 .-El General Plutarco Elías Calles, Gobernador de Sonora, publicó hoy un manifiesto ordenando a  todos  los  civiles a entregar sus armas y municiones al cuartel militar, para prevenir peleas posteriores.
El manifiesto fue distribuido en forma de volante y fue el resultado de que muchos rifles, pistolas y municiones fueran entregadas a las autoridades militares. 
El General Calles parece tener el control de la situación del otro lado de la línea Internacional, dado que ningún otro problema ha resultado. El pueblo mexicano se encuentra bajo Ley Marcial.
WASHINGTON, AGOSTO 29.- Informes oficiales reportaron hoy a los Departamentos de Estado y Guerra, que el problema de Nogales, Arizona pronto terminará, si es que aún no ha terminado.
Reportes del Mayor General Holbrook en comando de la frontera, dicen que el silencio ha sido restaurado. El enviado del Departamento de Estado rindió resultados satisfactorios sobre la conferencia del General Cabell y el Gobernador Calles.
En la Embajada mexicana aquí en Washington, se dijo que hay total confianza en que el General Calles coadyuvará a la paz en ambos Nogales.
Otra conferencia fue sostenida en el pequeño puente que forma un arroyo en la línea Internacional, entre el General Cabell y el General Calles de Sonora, acompañados de sus colaboradores más cercanos.
La conferencia duró treinta minutos y terminó cuando los silbatos anunciaban el mediodía.
Después de la conferencia el Comandante norteamericano anunció que él y el Gobernador mexicano han reiterado los asuntos tratados en la primera conferencia de ayer por la tarde.
La noticia del general Calles de que ahora contaba con suficientes tropas para mantener la paz en el lado mexicano, fue recibida por el general Cabell quien expresó una confianza completa en el Gobernador mexicano.
NOGALES, ARIZONA.- 
Dentro de la lista de percances del lado americano tras las peleas del martes por la tarde y noche, se advierte también la muerte del Capitán J.D. Hunder ford. La lista arroja hasta hoy cuatro muertos y 37 heridos.
Otros oficiales heridos fueron el Capt. Henry C. Carson, de Saratoga, Springs, N.Y. y el Teniente S. Lockwood, de Nogales, Arizona.
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Nos permitimos incluir un hermoso poema del Dr. Ramiro Corona Godoy en alusión a los Héroes del 27 de Agosto de 1918.
N O G A L E S 
Nogales tierra de ensueño y maravilla,
en paralelos de dicha levantada
hoy te tiendes prodigiosa hasta tu orilla
con meridianos de oro limitadas,
en el cielo resplandecen las estrellas
y esta noche de recuerdos y poesía
son tus mujeres majestuosas y bellas
el aromado marco a mi fantasía.
Juego de luz tu vida centenaria,
opaca ya de la luna sus fulgores
y se escuchan en el cielo la plegaria,
que musitan con amor tus trovadores.
Escuchemos ahora tu historia:
Aquí Fray Marcos descubriendo senderos;
más cercano llega a la memoria
piadoso, soñador, valiente y certero
la fama de Kino fundando misiones
centauro y sembrador, mágico agorero,
entonar el confín salmos y canciones.
Hondean los vientos arrullos de balada
¡Surge Nogales en su centenario!
Lanzan las campanas ritmos de tonada
el tiempo pluraliza tus ideales
vierte el cielo místico incensario,
y resurgen vigorosos tus Nogales.
Gime el aire sus campanas a duelo
y agosto se estremece de dolor;
fue el veintisiete, lo prorrumpe el cielo
cuando arteras balas del país vecino,
sin causa, sin banderas y sin pudor,
clavaron su muerte retando al destino
que la patria reclamaba con honor;
Detrás del mártir y en desigualdad batalla
emergen tus hombres centauros bravíos
exponiendo sus vidas a la metralla
respondiendo al coloso sus desvaríos
Escuchemos los nombres de:
Félix B. Peñaloza, Jorge Villa
Andrés Ceceña, Mariano García Ramón
Varela, José A. Galván, Jesús Ramírez,
Francisco Gallegos, José María Celis,
José Valencia, Alejandro R. Contreras
e Ignacio Valencia.
Año de mil novecientos diez y ocho.
Al clamor de murió por la patria,
hoy les mando al cielo mi elegía;
cantarte es ascender al firmamento
y entrar a los umbrales de la gloria
es sentir una intensa nostalgia
un profundo vivir solo un momento,
y continuar cantando a tu memoria.
Por esto ahora Nogales querido,
voy siguiendo los caminos de la aurora
a tu sol en las montañas escondido
con resplandor de luz fascinadora;
y a su faz con sus marcos invernales;
a tus calles con su alfombra nevada
y a la hostia que de los ventanales,
desde su cáliz asciende cincelada,
poco a poco se amplía su paisaje:
se ve Buenos Aires, el Embarcadero,
el mercado, el cerro y níveo celaje;
contemplemos también un feliz viajero;
a la caverna, y también mi casita;
la parroquia se contempla cercana,
llamando a oración la capillita;
la canción del hogar se escucha lejana.
Se va el tiempo con su fantasía
las madreselvas ayer entumecidas
adornan en tus tapias y jardines
alzan vuelo las palomas ateridas,
y aroman en las noches tus jazmines.