EL PLEBEYO
(Felipe Pliego)
La noche cubre ya, con su negro crespón
de la ciudad las calles
que cruzan las gentes con pausada acción.
La luz artificial con débil proyección
oficia la penumbra que esconde en su sombra
venganza y traición.
Después de laborar, vuelve a su humilde hogar
Luís Enrique el plebeyo
el hijo del pueblo, el hombre que supo amar
y que sufriendo va, esa infamante ley
de amar a una aristócrata siendo un plebeyo él.
Trémulo de emoción, dice así en su canción:
El amor siendo humano, tiene algo de divino
amar no es un delito porque hasta Dios amó;
y si el cariño es puro y el deseo sincero
porqué robar me quieren la fe del corazón.
Mi sangre aunque plebeya, también tiñe de rojo
el alma en que se anida mi incomparable amor
ella de noble cuna y yo humilde plebeyo
no es distinta la sangre ni es otro el corazón.
Señor, porque los seres no son de igual valor.